El pueblo judío, bajo el dominio de los Seléucidas, vivió momentos cruciales en su historia. Entre los reyes Seléucidas, Antíoco IV Epífanes se destacó por su intolerancia a las tradiciones culturales y religiosas, promoviendo la helenización de la sociedad judía. En este contexto, nacen los escritos de resistencia como Tobías, Judit, Eclesiástico y otros.
Israel bajo el dominio de los Seléucidas de Siria: 198-
Seleuco Nicátor era uno de los generales de Alejandro Magno, y dio inicio a la dinastía de los Seléucidas ya hacia el
* Seleuco J Nicátor: 305/4¬281 a.C.
* Antíoco J Soter: 281-
* Antíoco II Teos: 261-
* Seleuco II Calínico: 246-
* Seleuco IIJ Cerauno: 226¬223 a.C.
* Antíoco III Magno: 223¬187 a.C.
* Seleuco IV Filopátor: 187¬175 a.C.
* Antíoco IV Epifanes: 175¬164 a.C.
* Antíoco V Eupátor: 164¬162 a.C.
* Demetrio 1 Soter: 162-
* Alejandro Balas: 150- 1
* Antíoco VI: 144- 1
* Antíoco VII: Sidetes 139¬129 a.C.
Del 129 al 64.a.C., se sucedieron las luchas fratricidas de los Sidetes. Nuestro interés se centra sobre todo en Antíoco III Magno -que conquistó a los Tolomeos la región de Israel-, Seleuco IV Filopátor y Antíoco IV Epífanes. La anterior secuencia cronológica, aunque aproximada, nos ayuda a situar en el contexto a los reyes que nos conciernen de manera particular.
Antíoco III Magno: privilegios e intereses
El dominio de los Seléucidas sobre la región de Judea comenzó en el
Antíoco III favoreció mucho a los habitantes de Jerusalén, renovando los privilegios para la ciudad y el Templo por medio de una decreto especial, en el cual reconoció la buena acogida que los Seléucidas tuvieron por parte del Sanedrín, el cual salió a su encuentro, dio comida al ejército y a los elefantes y ayudó al mismo ejército a capturar la guarnición egipcia. Como retribución, Antíoco III ayudó a reconstruir la ciudad destruida por las acciones bélicas y permitió que los habitantes dispersos volvieran para repoblar las ciudades; dio libertad a los prisioneros; proveyó animales, sal y leña para los sacrificios del Templo; ofreció vino, aceite, incienso, granos y harina para los ritos; prohibió la importación de carnes ritualmente impuras; incentivó la terminación de las obras del Templo y dio libertad para vivir
En esta época, comenzó a destacarse una nueva potencia en el escenario internacional:
Roma. Señales importantes fueron la unificación de Italia y la victoria sobre Cartago, en la segunda guerra púnica (218¬201 a.C.), después de haber conquistado ya la parte occidental del Mediterráneo. Antíoco III trató de garantizar las fronteras al sur, luego avanzó por Asia Menor, enfrentándose a Roma, y fue derrotado en la batalla de Magnesia (Dn 11,18). Tuvo que entregar todo el territorio que ya había conquistado en Asia Menor, desarmar al ejército, pagar una gran indemnización y entregar a su hijo Antíoco como rehén (
La paz y la "autonomía" le costaron muy caro. Antíoco III presionado por la enorme deuda contraída con Roma, recurría a todos los métodos, lícitos o no, para saldarla. Fue asesinado cuando se apoderaba del tesoro del templo de Bel, en Elimaida, en el año
Sele
uco IV Filopátor: el alto precio de los favores
Seleuco IV Filopátor enfrentó las deudas de su padre e implantó una rigurosa política fiscal, que afectó también a Judea (Dn 11,20). En Jerusalén desató una situación interna muy difícil.
Dos familias tradicionales vivían en disputa constante por la hegemonía. La familia de Oníadas -de la descendencia sacerdotal de la línea de Sadoq, que se consideraba con derechos de sucesión al cargo de sumo sacerdote- y la familia de Tobías, que sólo logrará cargos administrativos en Judea y Transjordania y de organización en el Templo. Tobías, el amonita, se opuso a los trabajos de reconstrucción de los muros de Jerusalén en tiempos de Nehemías. Un descendiente suyo, también de nombre Tobías, era general de la colonia militar de la región de Amón y estaba casado con la hija del sumo sacerdote Onías; con ella tuvo tres hijos: José, Simón e Hircano.
José, el hijo mayor, recibió del padre el cargo de administrador, que controlaba la política fiscal de Judea y Transjordania. Favorecía, sin embargo, a una pequeña parte de la población, a los magnates de Judá, lo que llevó a la gente a rebelarse contra sus injusticias. Además, limitó mucho la influencia del sumo sacerdote y de la familia de los Oníadas.
Simón, el segundo hijo de Tobías, era inspector de la administración del Templo y entró en conflicto con el sumo sacerdote Onías por la supervisión del mercado de la ciudad. Simón sabía de la gran suma de dinero que Onías guardaba en el Templo, e informó a Apolonio, gobernador de Siria. Apolonio, a su vez, habló al rey Seléucidas, Seleuco IV Filopátor, endeudado con Roma, quien envió inmediatamente a suministro Heliodoro a un encuentro con Onías para obtener grandes sumas de dinero. Onías le informó que éste pertenecía a las viudas y a los huérfanos y en su mayor parte a Hircano Tobías, hermano de Simón Tobías. Heliodoro quiso invadir el tesoro del Templo, a pesar de la resistencia, pero quedó inmovilizado ante una visión que le impidió seguir, por lo que desistió de su intento e informó al rey que en aquel lugar había un poder divino (cf. 2M 3,4-40).
El relato, sin duda, es tendencioso, pero refleja el conflicto entre los reyes Seléucidas y los sumos sacerdotes, ávidos de dinero. Onías decidió hacer una visita al rey, pero, al llegar, Heliodoro ya lo había liquidado. A pesar de la tentativa de obtener recursos del tesoro del Templo de Jerusalén para pagar la deuda externa impuesta por Roma, Seleuco IV parece haber tenido buenas relaciones con los judíos, pues pagó con su renta personal todos los gastos necesarios para los sacrificios (2M 3,3). Logró liberar algunos rehenes que su padre, Antíoco III, tuvo que entregar a Roma, entre ellos su hermano Antíoco, quedando, sin embargo, su hijo Demetrio. Seleuco IV fue asesinado por su ministro Heliodoro en el
Antíoco IV Epífanes: el rey-dios
Antíoco IV Epífanes es el hijo menor de Antíoco III y hermano de Seleuco IV, a quien sucedió en el trono. Su política apresuró el declive de la dinastía Seléucidas y provocó la rebelión de los Macabeos. Era un rey muy soberbio y jactancioso: usó el nombre de una de las divinidades más invocadas en Grecia para proclamarse "Zeus" Epífanes. De esta manera, desagradó a griegos y judíos, y rompió la promesa que les hicieron a sus padres de respetar su autonomía religiosa.
Antíoco IV desestabilizó también la legitimidad de la sucesión al cargo de sumo sacerdote, nombrando a quien le ofreciera mayores ventajas económicas (2M 4,23-29), porque necesitaba pagar los tributos impuestos por Roma. Por esto, en Jerusalén los sumos sacerdotes se sucedieron a un ritmo acelerado: Onías III era sumo sacerdote cuando
Antíoco asumió el poder (2M 3; 4,5). Mientras Onías viajaba, su cargo fue robado por su hermano Jasón, que, además de romper con la legitimidad de la línea sacerdotal, apoyó el helenismo (2M 4,7-20). Pero Jasón no duró mucho tiempo, pues apareció Menelao, que compró al rey el cargo de sumo sacerdote, "superando en trescientos talentos de plata la oferta de Jasón". Tal situación causó mucho descontento entre los judíos.
Helenización de Antíoco IV
Antíoco IV Epífanes promovió la helenización en Judea. Como él no era aceptado en Jerusalén (2M 5,1-4), envió a Apolonio, "encargado de los impuestos" (1M 1,29; 2M 5,24), para helenizar la ciudad y tomar las medidas necesarias para su seguridad militar. En todas sus empresas encontró un gran apoyo por parte de los sumos sacerdotes Helenizados.
Mandó construir junto al Templo, en la colina occidental, Arca, la ciudad alta, también conocida como "Antioquía de Jerusalén", que no era muy grande, pero servía para abrigar a la guarnición sirio-macedónica y refugiar a los judíos helenizantes (
El pueblo judío ya había echado raíces profundas, durante todos estos años, en torno a sus principios religiosos,
que lo hacían diferente de los demás pueblos. El helenismo ya había conquistado una cierta unidad cultural entre los demás pueblos de Oriente, después de la conquista de Alejandro, excepto entre los judíos. No todos se habían adherido a la helenización, pero la mayoría de los simpatizantes estaba formada por personas influyentes, sumos sacerdotes y miembros de la élite. La asimilación de los principios de esta cultura no era posible sin quebrar las bases de la fidelidad a
La cultura helenista, se juzgaba superior a la cultura oriental, con una visión más abierta y universal. La cultura judía se distinguía, aún, entre las diversas culturas del Oriente: se le consideraba tradicional y cerrada; hablaban una lengua incomprensible; practicaban costumbres diferentes e, incluso, comían alimentos extraños y repugnantes. Según los helenistas, seguían leyes injustas como el ayuno y desconocían el arte y diversas formas culturales. Mientras tanto, los griegos eran conocidos por tener una lengua "universal", sus grandes filósofos, divinidades, muchas ciencias apreciadas en la época -como astronomía,
matemática, literatura, jurisprudencia- y las artes figurativas y melódicas. Tenían ciudades monumentales, escuelas de filosofía, gimnasios deportivos, termas y circos famosos.
Esto encantaba a la élite joven judía, que veía su propia cultura como poco conocida y rechazada entre los pueblos. Su fe era muy estricta con instituciones únicas y "anticuadas", como el descanso del sábado, la emancipación del esclavo después de seis años de servicio prestado, una ética muy exigente y una jurisprudencia sin penas crueles, que defendía la dignidad de la persona. En el helenismo había espectáculos crueles, penas sádicas y. parasitismo de la clase intelectual, que disfrutaba de la riqueza producida por el trabajo esclavo. La cultura helenista encontraba resonancia y apoyo en los líderes religiosos judíos.
Participación de los sumos sacerdotes en la helenización
Jasón, sumo sacerdote, llegó a promover el helenismo introduciendo juegos e instituciones culturales y deportivas como la "eufebía", frecuentada por jóvenes de
Estos usos y costumbres en las tradiciones culturales y religiosas helenistas dificultaban, en gran parte, la adhesión masiva de los judíos. Menelao, al usurpar el cargo de sumo sacerdote de Jasón, también se adhirió totalmente a la helenización de Jerusalén. Eliminó a Onías III, legítimo sumo sacerdote (2M 4,23-5,23) Y fue enviado a Antioquía con una misión de paz entre los judíos, aunque no fue bien recibido por los más observantes (2M 11,27-32). Según el texto bíblico, Menelao fue asesinado (2
M 13,1-8).
Antíoco IV: una piedra que aplasta al judaísmo
Antíoco IV Epífanes emprendió dos campañas militares contra Egipto. La primera fue en el
En el año
ien practicara todo esto. Mandó ofrecer sacrificios a los dioses (l M1, 59; 2M 10,5; 6,2) en el templo de Jerusalén y levantó un altar dedicado a la divinidad pagana "Zeus olímpico", este gesto fue interpretado por Daniel como la "abominación de la desolación" (Dn 9,27). Las prácticas y ritos del judaísmo eran juzgados como delitos políticos y rebelión contra la soberanía Seléucidas. Muchos judíos, para no renegar de sus tradiciones religiosas, migraron a otras tierras, aumentando el número de ciudades que ocupaban en la diáspora (l M 15,22-23). Otros preferían la muerte a renunciar a su propia fe (2M 6,18-7,42).
Antíoco IV Epífanes, a pesar de encontrar gran resistencia, sobre todo por parte de los Macabeos y de los asideos 7 -comunidades de judíos apegados a
Escritos bíblicos del período Seléucidas: fe y heroísmo
En el período de la ocupación seléucida, surgieron otros escritos que reflejan los conflictos de esta época: Judit, Tobías y Eclesiástico.
Judit: Dios actúa por la mano de quien lo ama
Judit es el personaje principal del libro que lleva su nombre. Era viuda y conocida por su piedad y belleza. Cuando el poderoso ejército de Holofernes, general persa, cercó Betulia -pequeña ciudad de la tribu de Benjamín situada junto al camino que lleva a Jerusalén (Jd 4,6)- Y amenazó destruida, junto con su población predominantemente judía, Judit se presentó al general para defender su tierra natal. Holofernes se apasionó por el la y le ofreció un banquete. Al final, estaba muy bebido e introdujo a Judit a sus aposentos. Ella se llenó de valor y lo decapitó. Con su muerte, el ejército que amenazaba a Betulia se dispersó y la población quedó a salvo del enemigo.
El libro no hace parte de
El libro puede subdividirse en tres partes: 1-7: la campaña de Holofern
es contra Israel y el cerco a la ciudad de Betulia, con la ayuda de Moab y Edom; 8-16,20: la intervención de Judit y la victoria sobre el enemigo; 16,21-25: la ofrenda a Dios de la propia viudez, por parte de Judit, con piedad y fidelidad, en memoria de su marido.
Tobías: la certeza de la fidelidad de Dios
El libro de Tobías no está en
En los capítulos 4-9, Tobit encarga a su hijo Tobías ir a la ciudad de Ecbatana a cobrar un dinero, pero le pide que lleve a alguien consigo. El ángel Rafael-que oculta su identidad usando el nombre de Azarías acepta acompañado e/1 el viaje. En el transcurso, Rafael impide que Tobías sea devorado por un pez, y le sugiere que guarde las entrañas del animal. En Ecbatana, Tobías conoce a Sara y se apasiona por ella, pero sólo logra desposada después de expulsar al demonio Asmodeo que la había maldecido, quemando las vísceras de aquel pez.
En los capítulos 10-13, Tobías, Sara y Rafael vuelven a Nínive. Con la hiel del pez, Tobías cura la ceguera de su padre. El ángel Rafael se despide y sigue al cielo sin revelar su
identidad. Tobías entona un himno de alabanza a Dios por sus grandes obras.
El Epílogo (cap. 14) habla de la muerte de Tobit a una edad avanzada, luego de haber instruido a su hijo sobre la observancia de
Eclesiástico o Sirácida: la sabiduría es sencilla
El libro del Eclesiástico es conocido también como Sirácida, porque fue escri
to por "Jesús, hijo de Sirac" (EcIo 50,27; 51,30). Todo indica que era un escriba reconocido en Jerusalén, dedicado desde su juventud al estudio de
El libro hace parte del bloque de los escritos sapienciales ya con
ocido en Israel. Lo específico del Sirácida consiste en releer la historia de su pueblo en una perspectiva sapiencial (Eclo 44,1-49; 46). Identifica la sabiduría con la ley dada a Israel en el Monte Sinaí (Eclo 24,23).
Otro tema querido para el Sirácida es el temor a Dios (Eclo 2,15-17), que se manifiesta en la observancia de
Sirácida escribió esta obra entre los años 200 y
se de transición del poder de los Tolomeos a los Seléucidas. Desde Alejandro Magno (333) la cultura griega comenzó a imponerse en Oriente, y en diversos puntos se constituyó en una amenaza para las exigencias fundamentales de la religión judía (Eclo 2,12-14). La retribución por el bien y el mal que alguien realiza está limitada a una visión terrestre: salud y larga vida; amplia descendencia y renombre; prosperidad y abundancia para quien obra el bien, y todo lo contrario para quien practica el mal.
El libro de Sirácida no hace parte de
a primera (Edo 1 ~23) es una alabanza a la sabiduría que en todos los casos viene de Dios: Eclo 1,1.16.20; 2,1¬4.10. Las virtudes ligadas a la sabiduría reciben un gran elogio: paciencia, humildad, misericordia, confianza en Dios, obediencia a sus mandamientos, piedad filial y solidaridad con los pobres (Eclo 4,11-6,17). Siguen diversos consejos prácticos sobre las compañías, la búsqueda de la sabiduría, las advertencias sobre el dinero, el amor, la previsión, el dominio de sí, los sabios y los insensatos, los justos y los pecadores (Eclo 6, 18-23,27).
La segunda parte de Eclo 24-50 comienza con una auto-presentación de la sabiduría, que se identifica con
Israel es el pueblo escogido por el Señor (Eclo 35,24.19). Dios es quien le dio
Salmos 44; 74; 86; 91: lágrimas ante Dios
Los salmos 44 y 74 integran las oraciones colectivas de petición de socorro. El salmo 44 es una especie de elegía nacional que opone a los triunfos del pasado las humillaciones del presente: "Oh Dios, con nuestros propios oídos lo oímos, nos lo contaron nuestros padres, la obra que tú hiciste en sus días, en los días antiguos, y con tu propia mano. Para plantarlos a ellos, expulsaste naciones [...] (v. 2). Como ovejas de matadero nos entregas, y en medio de los pueblos nos has desperdigado; vendes tu pueblo sin ventaja, y nada sacas de su precio" (vv. 12-] 3).
El salmo 74 hace una lamentación después del saqueo del Templo. Este episodio puede referirse a los tiempos de Nabuconodosor en el
El salmo 91 es una oración de confianza que el justo dirige a Dios, pues ha experimentado la prueba, y así mismo renueva su entrega: "Que Dios te libra de la red del cazador, de la peste funesta; con sus plumas te cubre, y bajo sus alas tienes un refugio, escudo y armadura es su verdad" (v. 3).
Escritos sobre el período seléucida: búsqueda de la identidad
Algunos escritos son posteriores, pero se refieren al período de los Seléucidas, como 1 y 2 Macabeos. 1 Macabeos revela una preocupación mayor por los intereses patrióticos y nacionalistas. Comienza con la división del reino de Alejandro Magno (
Para profundizar
- En mi vida, ¿hay valores por los cuales me arriesgaría a morir? ¿Cuál es la fuerza que sostiene estos valores?
- ¿He conocido a alguien que haya sufrido o muerto para defender los valores de su vida?
Leer 2M 6,18-7,42.
La situación de opresión extrema de muchas personas las ha llevado también a una fe heroica. ¿Cuáles han sido estas situaciones y personas que se destacan en Colombia? ¿Interpelan nuestra fe?
Encender, en el centro de la sala, el cirio pascua o una vela grande, o incluso una lámpara, que simboliza la fe. Rodearla de flores. Luego, alrededor de ella, se pondrán los nombres de las personas recordadas.