La acción de los profetas para sacar el rey y al pueblo de la idolatría y conducirlo a la fidelidad de Dios es muy persistente y valerosa. Algunos escritos de este periodo y otros posteriores revelan tal preocupación.
El movimiento profético. Desde el comienzo de la monarquía, con Saúl y David, se manifiestan algunos profetas. En algunos textos son mencionados en episodios que anteceden a la monarquía y allí ellos aparecen como “videntes” (1 Sam 9, 9-11), o como “locos” o personas raras que danzan, se quitan la ropa y caen en trance (1 Sam 10,5-6; 19,24). En otros textos, son presentados mas positivamente, interpretando sueños (Dt 13,2-4) y consultando a Dios (1 Sam 8,6-7). Algunos personajes famosos anteriores a estos reyes recibieron el nombre de profetas: Abraham (Gn 20,7), Moses (Dt 18, 15; 34,10.17), Josue (Sir 46,1), Miriam o María (Ex 15.20), Devora (Jc 4,4) y otros. Peor se trata de una atribución posterior; en una época en la que la palabra “profeta” tal vez no tenía el sentido estricto usado para los profetas clásicos (Amos, Isaías, etc.).
El movimiento profético no era exclusivo de Israel. Era conocido también entre los pueblos vecinos, en Egipto, en Mesopotamia y en Canaán. Hay una estrecha relación entre los escritos de Mari, en Mesopotamia, y los de Israel. Ambos consideraban al profeta como a un ser humano que recibía una misión y era enviado generalmente al rey llevándole un mensaje oral, transmitido en tiempo de crisis, ya en los demás pueblos el profeta era visto como un mensajero del cielo. En Israel, el mensaje era dirigido también al pueblo. Además de llevar un mensaje, los profetas interpelaban al rey y al pueblo, exigiendo de ellos una transformación interior y exterior. Anunciaban y denunciaban, arriesgando frecuentemente su propia vida. Muchas veces el anuncio era hecho también con acciones simbólicas.
Los profetas o videntes eran buscados para resolver los mas diversos problemas de la vida del pueblo mediante una consulta a la divinidad (1 Sam 2,27-36). Motivos de salud (1 Rs 17,17-18), la perdida de unas asnas (1 Sam 9,3-10) o la defensa del territorio eran algunas de las razones para consultar a un profeta (Num22, 2-6). Los reyes y gobernantes trataban de tener el apoyo de los profetas o grupos de profetas, porque buscaban en la palabra de estos la legitimación divina de su poder. El apoyo de estos profetas representaba el apoyo divino y la garantía de sumisión y obediencia de los súbditos. También en la historia del pueblo de Israel sucedía lo mismo.
El cambio del sistema tribal al sistema monárquico ocurrió con el consentimiento del profeta Samuel (1 Sam 3,20; 9,9; 10,15). Este fue buscado por los jefes de las tribus que querían ese cambio (1 Sam 8,4-5). De hacho, Samuel atendió el pedido, aunque de mala gana, ungiendo a los primeros reyes de Israel: Saúl (1 Sam 10,1) y David (1 Sam 16,13). En el periodo de Saúl, se habla de un grupo de profetas (1 Sam 10,5.10), pero sus nombres y sus funciones nos son desconocidas.
El texto de Sam 10,5.9-13 solo deja clara la relación primitiva de los profetas con la música y el trance. Parece haber sido esta la manera como ellos contagiaban a la comunidad presente y expresaban acciones simbólicas por medio de mímicas, como en 1 Rs 22,11. Los grupos de profetas son mencionados únicamente en el tiempo de Samuel, Elías y Eliseo; después no se habla más de ellos. Natan no parece formar parte de los “hermanos profetas” o grupo de profetas; actúa en otra línea, integrado en la corte, junto a David (2 Sam 7,1 Crom 17) así como en la designación y unción de Salomón como sucesor de David (1 Rs 1,11-39).
Los profetas de Israel y los profetas de otros pueblos: Había una diferencia entre los profetas de Israel y los profetas de los otros pueblos. Los profetas siempre estaban ligados a Dios y a los líderes del pueblo. En la Biblia, el Dios del pueblo de Israel no existía para legitimar el poder del rey. Tal poder existía para servir a la alianza, al proyecto de Dios (Dt 7,14-20; Sam 8,1-22). Veremos mas adelante como, en los tiempos del rey Ajab y de otros, cuando los monarcas se oponían a la alianza y al proyecto de Dios, los profetas se volvían independientes, críticos y libres delante del poder, aun habiendo ungido a los reyes, como fue el caso de Saúl, Ajab y otros (1 Rs 19,10.14).
En los demás pueblos, los profetas no llegaron a ser un grupo independiente, critico del poder, por que la función de la divinidad era la de legitimar el poder del rey. No era posible, entonces, concebir a un profeta critico del poder del rey, pues este era el representante directo de la divinidad; en muchas culturas, era el hijo de dios en la tierra: todo lo que el dijese o hiciese era expresión de la voluntad de los dioses y no podía ser modificado ni cuestionado. Con esto, se consolidaba la posición de los reyes y se cometía muchas arbitrariedades.
Los profetas eran mensajeros de Dios para el pueblo: Hay muchas explicaciones validas acerca del origen y el significado de la palabra “profeta”. Lo más probable es que sea de origen acádica: “nabu”, traducida al griego en “profétes” y, en nuestra lengua, en “profeta”, significa “hablar en nombre de alguien”. En el sentido bíblico, el profeta es aquel que habla en nombre de Dios, por que se siente llamado por El a esta misión. Muchos profetas encontraron dificultades para aceptar esta difícil misión, porque incomodaba, reprochando por las injusticias, la explotación y la idolatría que andaban sueltas (cfr. Mlq 3,1-4 Jr 20,7-9).
Hay otras palabras que a veces son usadas para hablar del profeta: vidente, visionario, soñador, hombre de Dios, siervo de Yahvé, adivino, centinela. Todos estos nombres revelan algún aspecto del profeta, pero no expresan la totalidad de su esencia y misión. En el periodo de la monarquía unida había pocos profetas. Samuel, quien actúo en el cambio del régimen tribal hacia el monárquico, criticó la monarquía y se opuso a ella, pero termino aceptando la misión de ungir a Saúl y a David, aunque finalmente rechazo al primero (1 Sam 10; 15,10-23).
Natan comenzó su misión profética en la corte, durante el reinado de David. Aparece por primera vez en el segundo libro de Samuel, sin ninguna presentación (2 Sam7, 2). No conocemos su origen, ni como ocurrió su llamado a la misión profética. El aparece oyendo el desahogo de David: “Dijo el rey al profeta Natan: yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca de Dios habita bajo pieles -. Respondió Natán al rey:- anda; haz todo lo que diga el corazón, porque Yahvé esta con tigo”. Mas adelante Natan confirmó en perpetuidad a la casa de David (2 Sam 7), recriminó su adulterio (2 Sam 12) e intervino en la designación de Salomón como sucesor (1 Rs 1). Se puede percibir un fuerte contenido ideológico en la profecía de Natán favorable a la dinastía davídica.
Gad fue otro profeta que actúo en la corte de David (2 Sam 24,11; 1 Cron 21,29; 29,9). Es llamado “vidente” de David, ordenó a David salir de la caverna de Adul-Lam (1Sam 22,5); fue muy severo con el rey, a causa del censo que este mandó realizar; proponiéndole escoger entre tres castigos (2 Sam 24,11-14. 18-19; 1 Cron 21,9-13. 18-19). En los textos anteriores, Gad y Natán aparecen como consejeros del rey para activar y resolver las implicancias religiosas de las decisiones políticas (2 Sam 7; 12; 24). A pesar de su severidad, eran escuchados por el rey.
La autosuficiencia del poder y la gloria de Salomón pueden ser percibidas por la ausencia de cualquier manifestación profética durante su reinado. Después de su unción efectuada por el profeta Natán. El templo parecería ser la garantía absoluta de su poder.
Escritos de la época de la monarquía. En el periodo de la monarquía unida (1030-931 a.C), surgen nuevos escritos bíblicos: la llamada tradición Yahvista, la historia de la sucesión dinástica de David, algunos proverbios y algunos salmos.
En la Biblia no conocemos ningún libro con el nombre de tradición Yahvista ni de historia de la sucesión dinástica. Estos textos están esparcidos en algunos libros de
Tradición Yahvista: El grupo yahvista recogió tradiciones orales antiguas y les dio una interpretación religiosa. Ellas se concentran principalmente en Génesis y Éxodo. Lea en su Biblia algunos textos: Gn 2, 4b - 4,26; 12-13; 18-19; 24; Ex 3, 1-5; 78; 16-20; 5,3-4.6-8. 10-22.l hay muchos otros; vamos a estudiar algunos de ellos en la segunda y tercera serie de la colección "Biblia en Comunidad". Observe, en la lectura de estos textos, el estilo narrativo y el modo de hablar de Dios, que son propios de esta tradición, que es una de las muchas fuentes usadas en la composición de
El grupo yahvista reúne material preexistente, de origen y finalidad diversos, proveniente sobre todo del Sur del país, insertándolo en el contexto de la monarquía unida con la intención de legitimar su institución que, en esa época, presentaba para Israel serios problemas de naturaleza política, social y sobre todo religiosa. Más tarde, la dinastía davídica es leída por otro grupo, como realización de las promesas hechas por Dios a los Patriarcas y a sus descendientes (1 Sam 7, 1-17)
Historia de la sucesión dinástica de David: rivalidades y muertes. La historia de la sucesión dinástica se halla en 2 Sam 9 - 20 Y en 1 Rs 1 - 2. Estas narraciones son muy antiguas y no sufrieron grandes retoques en el transcurso de los años desde su formación hasta la redacción final, alrededor del año
David hizo el empadronamiento de los sobrevivientes de la familia de Saúl. Descubrió a Meribbaal, hijo de Jonatan, su gran amigo, y nieto de Saúl, padre de Jonatan. Lo trató con bondad y generosidad, pero el derecho a la sucesión al trono cupo a Salomón. La dinastía de David se impuso mediante su hijo Salomón, a pesar de la supervivencia de Meribbaal (2 Sam 9), y a pesar de la oposición de Seba (2 Sam 20), el adulterio de David (2 Sam 10-12), la rebelión de Absalón (2 Sam 15-18) y las intrigas de Adonías, ambos pretendientes, estos últimos, al trono de David (1 Rs 1-2).
Proverbios: la educación popular. En este período surgen los primeros proverbios escritos, que luego fueron recogidos y juntados con otros (Prov 10, 1 - 22, 16). Estos capítulos son considerados la parte más antigua del libro. Trazan normas de conducta atribuidas a Salomón, en la forma de dichos o máximas populares breves. Eran fáciles de ser memorizados y muy usados en la enseñanza oral. El padre y la madre los enseñaban a los hijos (Prov. 1,8; 4, 10). El libro de Proverbios forma parte de la literatura sapiencial que integra otros libros con enseñanzas semejantes.
Job: El libro de Job forma parte de la literatura sapiencia! Todo indica que fue escrito en dos períodos históricos diferentes. Una pequeña parte del inicio y una del final del libro sugieren que probablemente fueron escritas durante el período de la monarquía unida. Si leemos seguido el prólogo (Job 1,1 - 2, 13) Y el epílogo (Job 42, 7-17), vamos a percibir una unidad de forma, contenido y visión teológica que difiere de la que se encuentra en la parte central (Job 3, 1-42, 6). Es muy probable que, en un comienzo, la parte inicial y la final hayan constituido una narración folklórica a parte, a la cual fueron añadidos los capítulos centrales de Job. Éstos son presentados en poesía y son comúnmente colocados en el post-exilio. Constituyen la parte más reciente de la obra. Quien lee solamente la introducción y la conclusión de la obra queda con la falsa idea de un Job paciente y resignado. Idea que hasta hoy permanece: "Que tenga la paciencia de Job!".
El prólogo y el epílogo del libro narran la paciencia ejemplar de un hombre de la tierra de Us, tal vez de la región de Edom (Job 1,1), próxima al Mar Muerto. Él era tenido en gran estima entre los "hijos del Oriente". Era un siervo de Dios rico y feliz. Dios permitió a Satán ponerlo a prueba en sus bienes, en sus hijos y, después, en su cuerpo; pero él seguía fiel. La mujer le aconseja rebelarse contra Dios, pero nada consigue. Job continúa paciente, aceptando todo como viniendo de Dios. Los amigos se solidarizan y luego entran en conflicto con la manera de pensar de Job. El epílogo en prosa concluye el libro, aprobando la actitud de Job, al que se le devuelve el doble de todo, como recompensa de su resignación.
Hay quien piensa que esta historia, imbuida de una piedad sin igual (Job 1, 1-8; Sant 5,11), circulara de forma oral entre los sabios del Oriente Medio, alrededor del año
Salmos 2; 15; 24; 51-110; 121-134: Muchos de estos Salmos son conocidos como "reales" (relativos al rey): los Salmos 2 y 110 son oráculos a favor del rey; el 61 y el 72 son oraciones por el rey; el 63 y el 101 son oraciones del rey; el 132 es un canto real de procesión. Los Salmos 2, 72 y 110 pueden haber sido Salmos de entronización de un rey. Son poemas antiguos, probablemente de la época de la monarquía, porque reflejan el lenguaje y el ceremonial de la corte. El rey es llamado hijo adoptivo de Dios; se afirma que su reino no tendrá fin; que su poder se extenderá hasta los últimos confines de
En Israel, el rey recibía la unción que hacía de él un vasallo del Señor y su representante en
Escritos sobre la época de la monarquía unida. Los escritos sobre la época de la monarquía son muy posteriores a ella; datan de los años
Jueces 19-21: Estos tres capítulos de Jueces fueron escritos alrededor del año
Los textos presentan una crítica a la tribu de Benjamín, cuya capital era Guibeá, ciudad de origen de Saúl, el primer rey de Israel. Los estudiosos creen que estos textos reflejan una rancia tradición contraria a Saúl y traen elementos que se encontraban en la narración de Lot en Sodoma (Gn 19,1-11). En la época de Saúl la tribu de Benjamín ejerció una función importante; es poco probable que haya habido un decline de la tribu en el período de la monarquía de Saúl, como aparece en Jc 21.
1-2 Samuel: Los dos libros que llevan el nombre de Samuel no se llamaban así desde el comienzo. En algunas Biblias hasta hoy llevan el nombre de primero y segundo de los Reyes, pues la Vulgata habla de los cuatro libros de los Reyes. Recibieron el nombre de Samuel porque una antigua tradición de los rabinos consideraba a Samuel como autor de estos escritos. 1 Sam narra el nacimiento del niño Samuel, su vocación profética y su misión como Juez y libertador del pueblo (1 Sam 1-7). Israel enfrentó guerras sobre todo contra los filisteos, que en Silo le arrebataron el Arca de la Alianza. Frente a las dificultades creadas por los países vecinos, Israel sintió la necesidad de un rey. Enfrentó la resistencia de Samuel, quien atendió de mala gana el pedido del pueblo y constituyó a Saúl como primer rey de Israel (1 Sam 8-12).
Desde un comienzo Saúl enfrentó guerras contra los filisteos y contra los amalecitas (1 Sam 1315). Estando aún en el trono Saúl, David fue ungido rey por Samuel. Llegó a la corte y allí, después, se proyectó en razón de su habilidad política y guerrera. Provocó los celos de Saúl, quien lo veía como a un rival y lo perseguía. David huyó frente a sus amenazas. Finalmente Saúl murió en el monte Gelboé, mientras David marchaba hacia Hebrón (1 Sam 16-31).
Al comienzo de 2 Sam, David se enteró de la muerte de Saúl. El texto habla de su proclamación como rey de las tribus del Sur, en Hebrón (2 Sam 2, 1-4) y, siete años después, como rey de las tribus del Norte (2 Sam 5,1-5).
1 Reyes 3-11: La redacción final de las narraciones de 1 Rs 3-11 es del período posterior al destierro. Allí se relata la llegada de Salomón al trono con la eliminación de sus hermanos y de los opositores al trono de David. Salomón, en su reinado, es presentado como rey sabio, constructor y comerciante.
1 Crónicas 10-20: Estos capítulos de 1 Crónicas comienzan recordando la muerte de Saúl en el monte Gelboé. Presentan a David como al fundador del culto del Templo. Recuerdan su unción y su realeza. Hablan del traslado del Arca de
El autor cronista no habla de la vida privada de David, y tampoco de las rivalidades ocurridas en ocasión de su sucesión, tal vez para confirmar la justificación que el propio autor presenta en 1 Cron 22, 8: "Tú has derramado mucha sangre y hecho grandes guerras; no podrás edificar tú
2 Crónicas 1-9: El segundo libro de las Crónicas recuerda, en los capítulos 1 al 9, la mayor obra de Salomón: la construcción del Templo de Jerusalén. El texto ignora los pecados del monarca (l Rs 2, 13 - 3, 3), pero resalta su riqueza y su gloria como fruto de la bendición divina.
Eclesiástico o Sirácida 47: El Eclesiástico, en el capítulo 47, recuerda la actuación del profeta Natán junto al rey David, la designación de éste entre los hijos de Israel, remembrando sus gestas, y recuerda a Salomón, quien le sucedió en el trono, pero no fue tan fiel como su padre. Recuerda finalmente a Roboam como "al más loco del pueblo, falto de inteligencia" (Sir 47, 23) y a Jeroboam, quien "hizo pecar a Israel y señaló a Efraín el camino del pecado" (Sir 47, 24).
Conclusión
El final del período de la Confederación de las Tribus en Israel favoreció el surgimiento de la monarquía. Muchas amenazas de los pueblos vecinos ponían en riesgo la supervivencia y el espacio territorial de las tribus, así como la producción de las tribus más prósperas. Esto hizo que una parte del pueblo, siguiendo el ejemplo de los demás pueblos, pidiera un rey a Samuel, el último Juez.
Saúl fue el primer rey escogido por Samuel. Hizo la transición del sistema de gobierno tribal al sistema monárquico. Aun así, no podemos decir que Saúl haya dejado un Estado burocrático con una organización estatal centralizada, con un ejército permanente, un palacio, un cuerpo de funcionarios estables, y un santuario con un culto propio. Nada de esto había. Tal vez él tenía apenas una cierta autoridad en el reclutamiento de las tribus, con poderes permanentes para mantener una tropa defensiva. Terminó su vida en una batalla contra los filisteos, en el monte Gelboé.
Con David, la monarquía recibió un nuevo impulso. David era un hábil político, exitoso en sus campañas militares, y tenía muchas cualidades personales que favorecieron su liderazgo, inicialmente sobre las tribus del Sur y, después, sobre las tribus del Norte. Conquistó Jerusalén y compró la colina sobre la cual edificó su palacio. Constituyó un ejército permanente y organizó un Estado burocrático y autónomo, en el cual ya aparecen funciones y listas de funcionarios. En su reinado, las tribus llegaron al máximo de su expansión territorial. Hubo muchas disputas en la sucesión al trono de David, con la subida final de Salomón.
Salomón se hizo conocido como rey sabio. A él fueron atribuidos varios libros del Antiguo Testamento. Pero su sabiduría está ligada a la habilidad comercial y política. Salomón se hizo famoso por la construcción del Templo de Jerusalén, donde se celebraba el culto al Señor. Pero Salomón fue recriminado por su infidelidad al Señor, pues se casó con mujeres extranjeras que introdujeron el culto a otros dioses y desviaron el corazón del rey. Ya en la fase final del reinado de Salomón aparecen rebeliones sobre todo en las tribus del Norte, que reclamaban por los pesados impuestos. Con su muerte, de hecho el reino se dividió en dos: el reino de Judá, en el Sur, con Roboam; y el reino de Israel en el Norte, con Jeroboam.
También se menciona la actuación de algunos profetas en el período de Saúl y de David. El mayor resalte le es dado al profeta Samuel, quien apoya la transición del régimen tribal hacia la realeza, y al profeta Natán, quien da el carácter de elección divina a la dinastía davídica. Hay también una mención al profeta Ajías de Silo, que apoya la rebelión de Jeroboam (1 Rs 11,29-30).
No hay comentarios:
Publicar un comentario