El exilio en Babilonia dividió la población de Judá en dos contextos geográficos distintos: Judá y Babilonia. En los dos contextos floreció la literatura bíblica. En Judá nació
Escritos bíblicos de la época en Judá
En el contexto del exilio, en Judá son compilados los escritos de
Tradición Deuteronomista: la certeza de que Dios es fiel
La palabra Deuteronomista viene del libro del Deuteronomio que significa "segunda ley". El Deuteronornio recibió este nombre porque en él se habla de que el rey, al asumir el trono, debía recibir "una copia de esa ley dictada por los sacerdotes levitas" (Dt 17,18). De hecho, en el libro del Deuteronomio (Dt5,6-22) encontramos una copia del decálogo que está en el libro del Éxodo (Ex 20,2-17). El tema de
Los compiladores de
La homogeneidad del proceso de redacción encuentra confirmación, según Martín Noth, en la coincidencia de los datos cronológicos: 1 R 6,1 habla de que el rey Salomón comenzó a construir el templo 480 años después de la fuga del grupo de Moisés de Egipto. Calculando los varios períodos de los cuales hablan los demás libros de
Muchos estudiosos dicen que la mayor parte de
Deuteronomio: la herencia de Moisés para los exiliados
El libro del Deuteronornio es una colección de homilías centradas en el amor a la ley de Dios, en la pasión por su observancia y en el agradecimiento por el don de la tierra de Canaán. No es un manual árido lleno de leyes. Se parece más a una predicación o una catequesis sobre
El libro puede ser estudiado de diferentes modos. Uno de ellos es analizado en grandes bloques según los tres grandes discursos de Moisés. Comienza con una introducción que sitúa los discursos en el tiempo y lugar, haciendo una conexión con el libro de Números (Nm 21,21-35).
El primer discurso de Moisés (Dt 1,6--4,4) trae un resumen de la historia de Israel, desde, su permanencia en el Sinaí hasta su llegada a Transjordania, frente al Jordán. El segundo discurso (Dt 4,44¬28,69) comienza también con una breve indicación de tiempo y lugar (Dt 4,44-49; 1,1-5), después presenta el Decálogo, sus exigencias y el Código Deuteronómico (Dt 12,1¬26,15), que reúne diversas colecciones de diferentes orígenes de los reinos del Norte y del Sur. Tal vez este sea el libro de
Josué: la bendición de Dios es la tierra
El tema central del libro de Josué es la tierra. Dios prometió a los antepasados dar una tierra al pueblo de Israel. El libro de Josué muestra la realización de esa promesa. Después del prólogo (Jos,1), el libro comprende tres grandes partes: la conquista de la tierra (Jos 2-12), la distribución de la tierra (Jos 13-21) y las conclusiones (Jos 22-24): El capítulo 22 presenta el asentamiento de las tribus orientales en Transjordania, y el conflicto cultual entre el santuario de Silo y las tribus de Transjordania, que según ellos vivían fuera de
Jueces: Dios tiene paciencia con los errores del pueblo
El libro de los Jueces en una primera introducción (Jc 1,1¬2,5) retorna, en síntesis, la instalación de las tribus en Canaán, con sus fracasos y éxitos descritos largamente en el libro de Josué del 1 al 12. En seguida, después de algunas, consideraciones generales sobre el sentido religioso del período tribal (Je 2,6-3,6), presenta, en secuencia narrativa detallada, el período de Josué como tiempo de fidelidad al Señor y el período de los jueces como el de la infidelidad (Jc 3,7-16,31). El libro termina con dos conclusiones (Jc 17-18 Y 19-21). La primera narra la migración de la tribu de Dan al norte y habla de su santuario. La segunda conclusión habla del crimen de los habitantes de Guibea y de la guerra de las tribus contra la tribu de Benjamín que rechazaba castigar a los responsables de la muerte de la concubina de un levita de Efraín.
Primero y Segundo de Samuel: los libros del "Nombre de Dios"
Los dos libros constituían una sola obra en
Samuel, en lengua hebrea, significa "nombre de Dios". El libro presenta una justificación popular del nombre: Ana dio a luz un hijo a quien llamó Samuel porque, dice ella, "yo lo pedí al Señor". El nombre de Samuel está aquí asociado al verbo hebreo "pedir" (Sha 'al). El libro habla largamente de la infancia, de la vocación y de la misión de Samuel (1S 1-7), quien ejerce la misión de juez en medio de las tribus de Israel y hace la transición del sistema de gobierno tribal al sistema monárquico, eligiendo a Saúl como primer rey de Israel (lS 8-15).
Justo cuando Saúl es rey, Samuel lo rechaza y unge a David como su sucesor. David se fue proyectando como escudero del rey, pero éste comienza a perseguirlo (lS 16¬21). David ya había conquistado la confianza de las tribus del Sur antes de la muerte de Saúl (lS 22,31) y, cuando ella ocurre, fue ungido como rey (2S 2;4). Siete años después asumió también el gobierno de las tribus del Norte (2S 5-8). La habilidad política de David hizo que en su tiempo el reino llegase a la mayor expansión. Al final de su vida tuvo que enfrentar el problema de la sucesión al trono. Muchas intrigas fueron provocadas por sus generales y por sus propios hijos (2S 9-20). Con los capítulos 21,-24 del Segundo Libro de Samuel aparece una interrupción de la secuencia de la historia de la familia de David y de la sucesión al trono, que continuará en el Primer Libro de los Reyes, en los capítulos 1 y 2.
Los capítulos finales del Segundo Libro de Samuel (21¬24) son un apéndice o adición posterior presentado en forma de narraciones paralelas: el hambre de tres años (2S 21,1-14) Y la peste de los tres días (2S 24,10-17); dos series de anécdotas heroicas: los cuatro gigantes filisteos (2S 21,15¬22) y los valientes de David (2S 23,8;-39); y dos piezas poéticas: el cántico de David (2S 22) y las últimas palabras de David (2S 23,1-7).
1 Y 2 de Reyes: una mirada iluminada sobre la historia
Ya vimos que los dos primeros capítulos (IR 1-2) son continuación de 2S 20. Hablan de la sucesión al trono de David. El período que abarcan los dos libros va de la sucesión de Salomón al trono de David hasta la destrucción de Jerusalén y el inicio del exilio babilónico en
La historia de Salomón y la división del reino en dos: Israel y Judá (IR 1-13), pues los compiladores de cronologías en la época de los escritos bíblicos hicieron una sincronía entre los reyes del reino del Norte y los del reino del Sur.
Las narraciones sobre los dos reinos continúan en paralelo hasta la caída del reino del Norte, en 724 (IR 14-2R 17).
La narración prosigue hablando sólo del reino del Sur, hasta su caída en
Valor del escrito Deuteronomista
La abundancia y la variedad del material recolectado por el grupo deuteronomista, constituye, por una parte, una riqueza y, por otra, una dificultad.
Riqueza por las tradiciones diferentes que llegaron hasta nosotros. Dificultad para una comprensión justa de las narraciones en el contexto en que ellas fueron insertadas. La yuxtaposición confirma el trabajo respetuoso y atento de la tradición deuteronomista de no armonizarlas, sino de conservarlas y anexarlas a la obra. La revisión deuteronomista insertó 1 y 2 Samuel en las grandes líneas de la historia del pueblo. Ella abarca el período desde la muerte de Moisés hasta el exilio. Pocos retoques fueron hechos. El retoque más importante fue la integración de la alianza davídica en la alianza mosaica (2S 7,1-29), cuyas exigencias son recordadas al pueblo (IS 7,3-4; 12,6-11) y a los reyes (IS 10,25 que evoca Dt 17,18¬19).
Se vuelve difícil determinar el valor histórico del escrito Deuteronomista en cuanto a sus informaciones, pues no existen escritos extrabíblicos que puedan servir de confrontación. Un estudio atento de los propios textos nos puede ofrecer la comprensión de sus objetivos y su relación con la historia. Las narraciones sobre el arca, por ejemplo desde el punto de vista religioso, revelan que no siempre el pueblo era fiel a Dios. Las narraciones sobre el profetismo naciente y los profetas Natán, Gad y Samuel procuran apuntar hacia el sentido divino de su misión y de su autoridad frente al poder político. Así mismo, el rey está en el centro de estas narraciones
Jeremías: escritor por voluntad de Dios
Como el profeta y sus discípulos actuaron en el reino del Sur, no. hay razones para situar el libro fuera de Judá. Éste no se presenta tan unitario como parece a primera vista. Muchas personas, en el decurso de la formación del libro, participaron de su elaboración.
La historia de la formación del libro es muy compleja. Para facilitar su comprensión vamos a considerarla en dos fases: la que fue escrita durante la vida de Jeremías y la que fue escrita después de su muerte. La primera fase va de
En el año
Después del año
La segunda fase de los escritos es datada después de la muerte de Jeremías. Por el año
La misma temática es retomada por el profeta Ezequiel, en el exilio de Babilonia al hablar de la unificación de los dispersos de la casa de Jacob y Judá (Ez 37, 15-28). Ya al final del exilio, alrededor de
El libro de Jeremías, en su elaboración u organización, no sigue criterios literarios ni cronológicos (cf.. Jr 21,1-2 con Jr 24, 1; 44,1) Y ni siquiera una división lógica e ideal. Parece que hay una preocupación mayor por conservar el material que fue encontrado y organizado bajo temas y palabras clave.La obra no es sólo de Jeremías, sino que pasó por diversas manos. Al profeta Jeremías se le atribuye la parte poética, a Baruc la parte biográfica y el resto al deuteronomista
Abdías: el amor apasionado por Sión
El libro del profeta Abdías es el libro más corto del Antiguo Testamento. Contiene apenas 21 versículos, que expresan toda la amargura del pueblo judío contra los edomitas que invadieron Judá después de la desgracia del exilio, agravando aun más la situación de sufrimiento (vv.1-15).Edom, según
Lamentaciones: el dolor del abandono y de la destrucción
El segundo libro de las Crónicas dice que Jeremías compuso una lamentación sobre Josías, el rey de Judá que había muerto (2Cro 35,25). Con base en esta afirmación,
Relectura de los profetas: una linterna en las manos de los exiliados
En el exilio los libros de los profetas comenzaron a ser leídos e interpretados y pasaron por actualizaciones y relecturas. Ya vimos el del profeta Jeremías que pasó por revisiones del grupo deuteronomista, de tal forma que en algunos textos es difícil saber con certeza 1o que es de Jeremías y lo que fue añadido por otras manos. Otros libros proféticos también tuvieron relecturas, adiciones y alteraciones en su disposición interna. Ciertamente esto sucedió cuando los libros proféticos pasaron de un uso restringido al círculo profético al uso de la comunidad. Fueron leídos en comunidad, en las celebraciones y en las reuniones, siendo asumidos por todo Israel. De aquí las adiciones; como, por ejemplo, el Salmo de Isaías (Is 12); el cambio de visión sobre las naciones extranjeras: antes como "instrumento del juicio de Dios" en relación al 'pueblo de Israel, y después rechazadas por los oráculos profético (Jr 50-51).
Antes del exilio la palabra profética estaba cargada de amenazas y advertencias (1r 8,4-17; Os 5,8-6,6). En el exilio y después de él la situación había cambiado y se hacía necesaria una palabra de ánimo y esperanza, de estímulo y aliciente como la de Isaías 40,1-31, Antes la palabra profética se dirigía específicamente a Israel y a Judá en el exilio, pero en el posexilio tomó dimensiones que traspasaron las fronteras nacionales, como lo indica la relectura de algunos profetas (Am 1-2; Is 24-27).
La relectura de los textos proféticos parece no haber sido hecha antes del exilio, pues se cree que dichos textos aún no estaban en circulación. Ni siquiera fueron releídos en el ámbito del Templo y de la corte, como aparece bien en Jeremías, capítulo 36, cuando el rey de Judá reacciona con violencia quemando el rollo que contenía las palabras del profeta. Pero estas palabras fueron leídas, conservadas y protegidas en los círculos proféticos y en medio del pueblo del campo, como aparece en Miqueas de Moréset (Jr 26, 17-19), en la región de Judá.