sábado, 1 de agosto de 2009

EL AMOR CONSTRUYE LA FIDELIDAD

La resistencia judía a la helenización impuesta por los reyes Seléucidas llegó a la confrontación armada en tiempos de los Macabeos. Matatías y sus hijos, de la tradición sacerdotal, tomaron distancia para organizarse mejor y reconquistar su espacio y la autonomía de sus tradiciones culturales y religiosas.

Movimientos de resistencia judía
En la cultura helenista, la vida presente merecía ser vivida intensamente, porque la muerte no era vista como una feliz liberación. Los helenistas se preocupaban por la plena afirmación del yo, tenían una visión más individualista de la vida y rechazaban la mortificación de la carne y todas las formas de abnegación que pudieran disminuir la satisfacción total de los sentidos. El Judaísmo, por el contrario, estaba estructurado sobre los principios de la comunidad constituida por la familia patriarcal, el clan y la tribu. Tenía aprecio por el placer de vivir, pero orientado por la disciplina, las leyes y las normas que no tenían un fin en sí mismas, sino que miraban a la felicidad de todos en una convivencia más igualitaria.

Otro punto de conflicto entre griegos y judíos, en la época, era la tradición religiosa. Los griegos admitían el politeísmo (muchos dioses), mientras el judaísmo era monoteísta (un solo Dios). En la tradición griega, la religión no interfería en la moral ni en la ética de la vida personal, familiar o social. En la tradición religiosa judía, la adhesión a Dios exigía fidelidad y coherencia con los principios éticos y morales de la Ley de Moisés.

La insatisfacción de la población más fiel a las tradiciones culturales y religiosas, dentro del judaísmo, fue creciendo de tal forma que la familia sacerdotal de Matatías encabezó una resistencia abierta a la helenización que venía siendo impuesta por los reyes Seléucidas, sobre todo por Antíoco IV Epífanes.

Sacerdote Matatías: la vida por la alianza de los padres, año 167 a.C
Antíoco IV Epífanes y sus consejeros, apoyados por los judíos helenizantes, creían que la mayoría de la población judía estaba dispuesta a aceptar la cultura griega. Pero, en realidad, esto no estaba sucediendo.

Aún así, la imposición cultural y religiosa helenista continuó hasta llegar a una confrontación armada, en la ciudad de Modín, distrito de Lida, en Judea. Matatías y sus hijos rehusaron obedecer las órdenes del rey, que los obligaba a hacer sacrificios a Zeus, divinidad griega. Matatías llegó a matar a un correligionario judío y a uno de los mensajeros del rey que pretendían presentar ofrendas a Zeus. Destruyó también el altar erigido al dios extranjero (l M 2,24-25). Temiendo una represalia, Matatías y sus hijos huyeron hacia las montañas de Gofna (1M 2,28), donde fueron alcanzados por los asideos, hombres piadosos que se les unieron en defensa de la Ley (1 M 2,42). De vez en cuando, salían de sus refugios e iban por los alrededores destruyendo los altares erigidos a los dioses extranjeros e incentivaban a la población de judíos a rebelarse contra los helenizadores que se habían establecido en Jerusalén bajo la protección del ejército seléucida.

Matatías no vivió mucho tiempo. Antes de morir, hizo un testamento y confió a sus hijos la continuidad de la misión, dándoles su bendición: '" Ahora reina la insolencia y la reprobación, es tiempo de ruina y de violenta cólera. Ahora, hijos, muestren su celo por la Ley; den su vida por la alianza de nuestros padres. Recuerden las gestas que en su tiempo nuestros padres realizaron; alcanzarán inmensa gloria, inmortal nombre [...]. Hijos, sean fuertes y manténganse firmes en la ley, que en ella hallarán' gloria [...]. A continuación los bendijo y fue a reunirse con sus padres" (1 M 2,49-51.64.69).

A Matatías lo sucedió su hijo Judas, quien recibió el apelativo de Macabeo, que significa "martillo" en hebreo, tal vez como alusión a Zc 2,1-5 y Dn 7,24-25. Los cuatro hermanos de Judas: Juan, Simón, Eleazar y Jonatán tenían apellidos diferentes, pero eran generalmente identificados por el mismo apelativo de Judas (1 M 2,2-3).

Judas Macabeo: ojos fijos. En la paz distante (166-160 a.C.)
Judas Macabeo, desde que asumió el lugar de su padre, enfrentó muchas luchas y obtuvo varias victorias. La primera batalla que llevó adelante, sin Matatías, fue contra Apolonio, gobernador de la región de Gofna y comandante del ejército seléucida situado en Samaría. Apolonio vino para sofocar la revuelta de los Macabeos, pero Judas y su ejército se enfrentaron con él en la subida de Lebna. Judas mató a Apolonio, tomó su espada y "en adelante entró siempre en combate con ella" (1 M 3,12). El Macabeo enfrentó sucesivas represalias de comandantes Seléucidas: Serón, en Bet-Horon, en el 166 a.C. (1M 3,13-24); Lisias, en Emaús, en el 165 a.C. (lM 3,38-4,25 Y 2M 8,2-29) y más tarde en Betsur (1 M 4,28-61).

La victoria de Judas en Betsur sobre Lisias, general y ministro de Antíoco lV Epífanes, fue muy importante, porque permitió la entrada de los Macabeos en Jerusalén. Éstos conquistaron la ciudad y el Templo, pero no la fortaleza de Acra (1 M 1,33-35); restauraron el Templo que había sido abandonado hacía mucho tiempo; restituyeron el culto al Señor, en su estado primitivo, después de tres años de haberse interrumpido. En aquella ocasión, fueron encendidas las luces del candelabro de siete brazos, conocido como Menorah Este era usado iluminar el Templo. Así, el 25 de Kasleu (9° mes del calendario babilonio, que va de la mitad de noviembre a la mitad de diciembre) del año 165 a.C., por primera vez, se celebró la fiesta de Jamukká, de las Luces o de la Dedicación del templo. Judas fortificó el monte Sión, el monte del templo y Betsur, "para que el pueblo tuviese una fortaleza frente a Idumea" (1 M 4,28-61).

La vida en defensa de la tierra
Judas Macabeo tuvo que enfrentar muchas campañas militares defensivas y ofensivas, no sólo contra los Seléucidas, sino también contra los pueblos vecinos: idumeos y amonitas al sur y los habitantes que se hallaban más allá del Jordán, de la región de Galaad (1 M 5,3-13.24-36; 2M 10,24-37; 12,1-11), que oprimían a los judíos.

Simón, su hermano, al mismo tiempo avanzaba al norte en dirección a Aco (es decir, Tolemaida), Tiro y Sidón. Igualmente victorioso, llevó consigo a los judíos de Galilea y de otras regiones y los condujo a Jerusalén. Judas se unió a Simón y cercaron la "Ciudadela de Acra", en Jerusalén. Pero tuvieron que prescindir del cerco e instalarse en Bet-Zacarías, donde combatieron contra Lisias. Aquí no corrieron con suerte. En esta batalla murió Eleazar, hijo menor de Matatías, hermano de los Macabeos (1M 6,46). Judas fue obligado a volver a su refugio en Gofna. Lisias y Antíoco volvieron a Jerusalén, absteniéndose de interferir en el campo religioso y en los servicios litúrgicos del Templo (1 M 6,55-60, 2M 13,22). Sin embargo, Alcimo, sumo sacerdote, seguía ofreciendo sacrificios por el rey (1 M 7,33). Varias veces instigó a los reyes seléucidas a oponerse a Judas Macabeo (1M 7,20-23; 9,1¬22).

La paz aún estaba muy lejos. Judas Macabeo enfrentó batallas: contra el general Báquides, en Cafarsalamá, cerca de Gabaón (1 M 7,19-32; 2M 14,15-18) y contra el general Nicanor, en Adasa (l M 7,39¬49; 2M 15,25-28). Sin embargo, no se enfrentó a Báquides cuando vino a Damasco para acabar con los judíos rebeldes de Arbela, junto al mar de Galilea, desde donde avanzó por Samaría y Judea, hasta llegar a Jerusalén (1 M 9,1-4). El blanco de las acciones de Báquides eran los rebeldes de Judas, a quienes se enfrentó en la batalla de Elasa.

La alianza que Judas hizo con Roma (1M 8, 17-32) fue inútil. Judas fue asesinado en esta batalla y su ejército se dispersó. Sus restos mortales fueron llevados por Jonatán y Simón a la ciudad de Modín (1 M 9,5-19). Durante su gobierno, Judas Macabeo recibió gran apoyo de los asideos, firmes en la lucha por la fidelidad a la Ley.

Asideos: los guardianes de la fe bíblica
El grupo de los asideos (es decir, piadosos) parece ser más antiguo que las persecuciones religiosas de los Seléucidas (1 M 2,29-42). Representaban, sin duda, el grupo de observantes de la Ley. Estaban en contra de la helenización de los Seléucidas y se oponían también a los judíos que no eran observantes de las leyes de los antepasados. Después de haber batallado largamente al lado de Judas Macabeo (2M 14,6), se unieron nuevamente al sumo sacerdote Alcimo, pues creían que él les daría suficiente garantía religiosa. Pero la conducta de Alcimo fue decadente y desagradó a los más piadosos.

Progresivamente se fueron independizando del sacerdocio dominante. Alcimo fue asesinado en el 159 a.C., luego de haber ofendido a los asideos en la destrucción de los muros externos del Templo de Jerusalén, que limitaban el acceso de los paganos al lugar sagrado.

Algunos estudiosos atribuyen a los asideos la redacción de Daniel 7":"'12 y 2M 6-7, textos que hablan del martirio de Eleazar y de la madre con sus siete hijos. Posteriormente, los asideos dieron origen a los esenios y fariseos; estos últimos recibieron su nombre”separado”, peyorativamente “separatista”de los griegos.

Jonatán Macabeo: líder de la resistencia (160-143 a.C.)
Jonatán sucedió a su hermano Judas Macabeo. Él y sus partidarios fueron perseguidos y se mantuvieron en Tecoa, en el desierto de Judá, donde hizo contactos con los nabateos. Era respetado por otras poblaciones árabes de la región y transformó a Tecoa en un refugio (1M 9,28-35).

Báquides, general seléucida, se vio obligado a seguir defendiendo Judea. Para asegurar su control, fortificó todas las ciudades que rodeaban a Jerusalén: Betel, Bet-Jorón, Emaús, Tamnatá, Tecoa, Jericó, Faraón, Acra, Gazara y Betsur (lM 9,50-53). Después de la muelle de Alcimo, Báquides volvió a Antioquía, dejando a Judea en paz durante dos años (l M 9, 56s.69-72).

Ante el avance de Jonatán, que ocupó y consolidó Bet-Basí entre Belén y Tecoa (1 M 9,58-68), Báquides se sintió amenazado. Volvió a Bet-Basí y cercó la ciudad con una fuerte maquinaria. Jonatán dejó a Simón luchando contra Báquides, quien logró incendiar los ingenios que asediaban la ciudad, huyó al desierto y convención a dos tribus beduinas de que se le unieran en la lucha contra Báquides. Este último tuvo que rendirse y dejar Judea. Jonatán extendió su dominio sobre ella, excepto en Jerusalén y en la fortaleza de Betsur.

Jonatán en Mikmás: lugar estratégico
Jonatán actuó en Mikmás durante cinco años (1 M 9,73). Desde este lugar mantenía el control sobre Jerusalén. Pudo mantener contactos con el valle del Jordán y estudiar el lugar estratégico más propicio para reconquistar posteriormente a Judea. Poco a poco, fue fortificando su posición, aunque dejando provisionalmente el Templo y la ciudad en manos de los enemigos.

La dinastía de los Seléucidas muy pronto se dividió entre Demetrio 1 y Alejandro Balas, rivales entre sí. Ambos tenían interés en conquistar la simpatía de los Macabeos. Jonatán era favorecido por Demetrio l, y por Alejandro Balas. Por eso, Demetrio "le concedía [a Jonatán] autorización para reclutar tropas, fabricar armamento y contarse entre sus aliados. Mandaba, además, que le fuesen entregados los rehenes que se encontraban en la Ciudadela" (1 M 10,6). Joi1utún se estableció en Jerusalén y luego comenzó a reconstruir y restaurar la ciudad, y a fortificar el monte Sión (1 M 10,6-14). Recibió de Alejandro Balas el nombramiento de sumo sacerdote (lM 10,18-21).

Demetrio 1 quedó indignado con Alejandro Balas por haber conquistado la simpatía y el apoyo de Jonatán y de los judíos. Entonces, escribió una carta a Jonatan alegrándose por su fidelidad ante los acuerdos firmados entre ellos ya su amistad, y haciéndole nuevas promesas: "Les descargaremos de muchas obligaciones y les concederemos favores. Y ya desde ahora los libero y descargo a todos los judíos de las contribuciones, del impuesto de la sal y de las coronas. Renuncio también de hoy en adelante a recibir el tercio de los granos y la mitad de los frutos de los árboles que me correspondían, del país de Judá y también de los tres distritos que le son anexionadas de Samaría-Galilea, Jerusalén sen santa y exenta así como todo su territorio, sus diezmos y tributos. Renuncio asimismo a mi soberanía sobre la Ciudadela de Jerusalén y se la cedo al sumo sacerdote que podrá poner en ella de guarnición a los hombres que él elija" (1M 10,28-32).

Pero las promesas de Demetrio I no convencieron a Jonatán y los judíos, que recordaban la opresión que Israel había sufrido en sus manos, "se decidieron, pues, por el partido de Alejandro que, a su parecer, les ofrecía mayores ventajas y fueron aliados suyos en todo tiempo" (1 M 10,47).

Celos, competencia y muerte
Alejandro Balas, entonces, hizo la guerra contra Demetrio 1 y lo venció. Y, en este día, Demetrio murió. Alejandro Balas hizo una alianza con el rey Tolomeo de Egipto, casándose con su hija Cleopatra. Jonatán fue invitado especial al matrimonio (1 M 10,51-66) Y recibió de Alejandro Balas el nombramiento como gobernador de Judea y la ciudad de Acarón como recompensa por la victoria obtenida sobre el ejército de Demetrio II (1M 10,84-89). Éste, queriendo conquistar la simpatía de Jonatán, transfirió a su dominio, en Judea, tres distritos de Samaría: Lida, Ramatayin y Aferema (1M 11,34). Llegó a incluir en sus dominios también a Perea.

Demetrio II pidió ayuda a Jonatán para defenderlo de Trifón, general del ejército de Alejandro Balas (quien para entonces había muerto en Arabia, a manos del rey Zabdiel). Muy pronto, Demetrio II olvidó las promesas hechas a Jonatán (l M 11,52-53). Trifón quiso reconquistar los favores de Jonatán y Simón, concediendo a éste el gobierno de la región costera, desde Tiro hasta el torrente de Egipto. Jonatán atravesó Siria, Escalón, Gaza, Betsur y toda Judea, menos Acra de Jerusalén, que siguió en manos de los helenizantes (1 MIl ,54-62).

Enfrentaron otras batallas contra el ejército seléucida en azor(lM 11,63-74)y en la jamat en el valle del Líbano (1 M .. U,24-38). La última batalla de Jonatán fue contra Trifón, que, al ver el numeroso ejército de Jonatán, se rindió, pero luego lo traicionó y asesinó (1 M 12,39-53). En consecuencia, Simón fue elegido para guiar al pueblo.

Simón Macabeo: un líder popular (143-134 a.C.)
La traición de Trifón hizo que Simón se pusiera del lado de Demetrio Il, rey seléucida. En el 142 a.C., concedió independencia a Judea, pero Simón no se satisfizo con su extensión territorial. Ya había anexado la ciudad de Joppe y a través de ella llegó a las islas del mar (1 M 14,5). Conquistó Gázara y la transformó en centro militar, construyendo allí una fortaleza y un palacio; consiguió la rendición de la población de Acra (1 M 13,49-50) y tomó posesión de la Ciudadela (1 M 13,51-52).

Simón gozaba de gran estima del pueblo. En su época, la población conoció períodos de paz y prosperidad (1 M 14,8-15). Infelizmente, Simón con sus dos hijos, Judá y Matatías, fueron asesinados a traición por Tolomeo, su yerno y gobernador de Jericó. La muerte ocurrió en el 135 a.C., durante un banquete en la ciudad de Dok. A pesar de la desgracia, los Seléucidas no pudieron conquistar Judea. Juan Hircano, hijo de Simón, que se hallaba en la fortaleza de Gázara, escapó de la matanza y asumió el liderazgo de su padre.

Las narraciones de 1 Macabeos terminan con la muerte de Simón Macabeo (1 M 16,11¬24). La historia que sigue a estos acontecimientos nos la transmite Flavio Josefa, en su obra Antigüedades judías.

Macabeos: fidelidad, grandeza y tragedia
En la lucha de los Macabeos se mezclaron grandeza y tragedia. Sus decisiones y luchas estaban inspiradas en el celo por la ley del Dios de Israel. Salvaron la Ley y el culto divino en el Templo de la más grave crisis producida hasta entonces por la helenización. Los Seléucidas eran fuertes en la milicia y en la política, pero ante la resistencia de los judíos observantes nunca lograron imponerse de forma estable en Judea.

Los Macabeos fueron más allá de los intereses religiosos. Se vieron obligados a pasar del celo por la Ley a la política del poder. Sólo la indecisión y la debilidad del gobierno central sirio permitieron a los Macabeos alcanzar su objetivo religioso y su independencia política.

Diversas causas favorecieron la independencia de Judea: la decadencia progresiva del poder "de los Seléucidas y de los Tolomeos; Siria y Egipto estaban envueltos en luchas internas y Roma, igualmente, sufría las guerras civiles. Hacia los años 89-69 a.C., los Seléucidas perdieron el poder sobre Siria para el rey, el armenio Tigrano, hasta cuando Pompeyo venció a Siria y la transformó en provincia romana, en el año 63 a.C., cuando los Seléucidas y los Asmoneo s perdieron su independencia.

Jerusalén en el tiempo de los Macabeos: división y dolor
Al comienzo de la helenización, los ciudadanos más progresistas creían que la ciudad antigua, sobre la colina oriental, cercada por muros del tiempo de Nehemías, era accesible y se adaptaba a cambios. Por eso, comenzaron a construir una ciudad helenista llamada Acra sobre la colina occidental, usada como fortaleza, un gimnasio y un templo consagrado a Júpiter. Hubo mucha resistencia por parte del ala conservadora de los judíos.

Judas Macabeo conquistó el monte del Templo y restableció el culto en el año 164 a.C. La ciudad fue dividida en dos: el monte Sión fue ocupado por los Macabeos, en tiempos de Judas, Jonatán y Simón, que estuvieron en lucha constante contra la otra parte ocupada por los helenizadores, la fortaleza de Acra. Los Macabeos construyeron un muro de asedio conocido como Kaffenatá y un cuartel con el mismo nombre, para dejar fuera la plaza de mercado con la guarnición, obligándola a rendirse por hambre. Después de su conquista definitiva en el 141 a.C., los mismos destruyeron la fortaleza que dominaba el Templo y levantaron una muralla alrededor de la colina occidental. Construyeron un puente sobre el valle de Tyropeon, entre el monte del Templo y la ciudad alta. Construyeron también un palacio sobre las ruinas de Acra y fortificaron la ciudadela con algunas torres. Cerca del Templo estaba la colina de Ofel, cuartel de la residencia real, citada en Is 32,14; Mi 4,8; 2Cro 27,3; Ne 3,27.

Para reflexionar
¿Ya he logrado todo lo que soñaba y anhelaba en la vida?
¿Soy consciente de estar preparando las bases de un edificio que mis descendientes habrán de continuar?

Leer 1M 4,36-59. Después de muchas luchas, el Templo está libre de las manos de los paganos, se consagra de nuevo y se da inicio a la Janukká, la fiesta de las luces o de la Dedicación, como memoria para las generaciones futuras.

¿Nuestras luchas han construido ya algo que quedará como herencia de fe para las generaciones futuras?

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