El objetivo de este tema es descubrir que fue en la pequeñez y fragilidad que los Israelitas percibieron la presencia y la acción de Dios. Entre altibajos, avances y retrocesos, ellos fueron descubriendo su fuerza y haciendo historia.
Vamos a conocer la historia de Israel en la complejidad de su formación como pueblo y el contexto histórico de Canaán, donde ella tuvo inicio y se desarrolló.
Diferentes puntos de partida para narrar la misma historia: la historia de un pueblo o de una persona puede ser narrada de diferentes puntos de partida y diferentes puntos de vista. Unos comienzan a narrar la historia desde el inicio; otros, desde el medio; y, otros, desde el fin. Hay también diferentes enfoques, dependiendo de quien narra la historia. Por ejemplo, si la historia de Colombia fue contada por los indios y los negros, ¿sería la misma historia que estudiamos en la literatura oficial? Puede haber sucedido la mismo en la historia del pueblo de Israel.
Algunos comienzan a narrar la historia del pueblo de Israel a partir de su formación; otros, desde la alianza de las tribus al tiempo de los jueces; otros, incluso, desde la unión de los dos reinos. Hay también quienes narran la historia a partir del exilio. Son periodos históricos, contextos y situaciones diferentes, pero el objetivo es el mismo: narrar la historia del pueblo de Israel. Vamos a empezar con el periodo de las tradiciones orales, en el cual surgieron los diversos grupos que más tarde integraron la historia de aquel pueblo. Narrar y volver a narrar la historia era la manera como el pueblo mantenía viva la memoria del pasado.
Tres formas diferentes de narrar los orígenes del pueblo de Israel: hay diversos estudios sobre la formación del pueblo de Israel. Tres son las posibilidades más aceptadas:
1. Israel se formó como pueblo en Egipto: la Biblia presenta la formación del pueblo de Israel fuera de Canaán, en Egipto, donde se habría formado como “el pueblo de los hijos de Israel” (Ex 1, 9). Esta es la idea que la Biblia presenta. Eran pocas las personas que habían ido a Egipto: apenas la familia de Jacob. Había entre 66 y 75 personas en total (Gn 46, 26-27; Hch 7, 14). Según la Biblia, todo Israel tuvo su origen en Egipto, y de allí salió una gran multitud (Ex 12, 37) rumbo a la tierra de Canaán. El propio pueblo afirma, acerca de su origen: “Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y residió allí como inmigrante siendo poco aún, pero se hizo una nación grande, fuerte y numerosa” (Dt 26, 5).
En Egipto, los israelitas eran esclavos, inmigrantes, súbditos del gobierno egipcio. En estas condiciones, es difícil admitir que se hayan vuelto una nación grande, fuerte y numerosa como afirma el texto bíblico. Por ello, era necesaria una organización centralizada y estatal: algo que no había. El tiempo de vida que llevaban, según los textos del Génesis (Gn 45, 17-18) y del Éxodo (Ex 1, 1-22), tal vez favorecía una forma de vida tribal o de un clan, pero no de un pueblo o nación. Sin duda, el texto de Ex 1, 11 ofrece informaciones históricas importantes sobre los nombres de personas y lugares, y sobre las condiciones de vida de los israelitas en Egipto.
No podemos olvidar que Israel narra su experiencia en Egipto a partir de su experiencia con Dios. No es él solo que conquista la libertad. Es Dios con Israel, su pueblo (Ex 3, 7-8). Los textos bíblicos que narran la grandeza de un pueblo que se hizo una nación fuerte, fuera de Canaán, tiene la preocupación de mostrar la grandiosidad de la acción de Dios en medio del pueblo.
El pueblo de la Biblia no se preocupaba por probar los hechos. Lo que realmente sucedió y cómo ocurrió no entra en discusión. La Biblia no tiene como preocupación principal narrar la historia. Ella habla de la experiencia que el pueblo hizo con Dios, como pueblo escogido. Al hablar de esa experiencia, puede señalar algunos elementos históricos, como nombres de personas y de lugares, fechas y acontecimientos, pero lo realmente importante, para nosotros, es acoger la experiencia que el pueblo hizo y registró de esa manera, hace más de 2.000 años. Fue así que el pueblo releyó su historia. Y esa lectura es incuestionable y verdadera. La convicción de Israel es el producto final de un largo proceso de elaboración por el cual pasaron esas tradiciones de gran complejidad, las mismas que se fusionaron en una única tradición bojo la forma de una genealogía.
Si observamos atentamente las narraciones de José, hijo de Jacob, también en ellas aparece el sistema genealógico y el marco histórico familiar para las tribus del sur de Canaán. José es vendido por los hermanos a los medianitas e ismaelitas, grupos del sur, que lo llevaron a Egipto. Allá consigue llegar al cargo de administrador del palacio de la población (Gn 41, 40); y, después de un tiempo. Hace venir a Egipto a su padre y a sus hermanos (Gn 45, 16 – 46, 7). Históricamente el origen de Israel como pueblo en Egipto no corresponde a los hechos. Debe haber integrado a grupos venido de Egipto y transformando esa experiencia en una profesión de fe.
2. Israel se formó como pueblo en Canaán, con los grupos que vinieron de fuera: la segunda opinión afirma que Israel se formó en Canaán, con diversos grupos que emigraron lentamente de otros países y fueron ocupando el territorio de forma pacífica y progresiva. Eran grupos formados por pastores seminómadas, que luego se establecieron en la tierra y se volvieron agricultores. Esta idea no es muy aceptada por gran número de estudiosos. Ellos no creen que todos los seminómadas, normalmente pastores que vivían en las estepas, se hayan vuelto agricultores, establecidos en la tierra, alrededor de las ciudades.
3. Israel se formó como pueblo en Canaán, con los campesinos oprimidos que vivían allí y con los grupos oriundos de otros países: la tercera opinión admite la posibilidad de grupos provenientes de fuera de Canaán, los mismos que se establecieron aquí y más tarde se juntaron al grupo de los campesinos cananeos que vivían en una situación de opresión en las aldeas de la Ciudades-Estados. Esta idea parece ser más conciliadora entre los datos bíblicos y las serias investigaciones actuales en el ámbito arqueológico y de otras ciencias.
Entre los grupos que vinieron de fuera y se establecieron en Canaán, se encuentran:
- Los descendientes de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. Eran pastores, seminómadas semitas-arameos que habían migrado y vivían en las estepas, entre las montañas y el desierto, o entre los territorios de las Ciudades-Estados, pero fuera del alcance de su poder opresor. Este grupo se designó como abrahámico.
- El grupo de los fugitivos de Egipto, designado como mosaico, porque fue liberado por Moisés en la experiencia de la esclavitud, del éxodo y de la liberación. Sus integrantes se establecieron en las regiones montañosas de Canaán, alrededor de los años 1.250 a.C., al reparo de los carros de la guerra de los señores de las Ciudades-Estados.
- El grupo del Sinaí, designado como sinaítico, conformado por beduinos. Pertenece a las tribus nómadas del Oriente que vivían en el desierto, al sur del Mar Muerto. Vinieron de Seír de Edom, y también ellos se establecieron en las estepas y en las regiones montañosas de Canaán.
- Los campesinos nativos de Canaán, explotados y oprimidos alrededor de las Ciudades-Estados, inconformes y rebeldes. Se retiraron hacia las regiones más aisladas de las estepas y montañas, uniéndose a los otros tres grupos: abrahánico, mosaico y sinaítico.
A medida que crecían, se organizaban y adquirían vida propia, fuero descendiendo poco a poco y ocupando las planicies y las ciudades, hasta llegar a formar un gobierno propio y autónomo, alrededor del año 1030 a.C., como veremos más adelante.
Contexto histórico de la región de Canaán en la formación del pueblo de Israel: grandes imperios la dominaban
La región de Canaán era dominada por los egipcios durante el Medio (2030 – 1720 a.C.) y gran parte del Nuevo Imperio Egipcio (1552 – 1070 a.C.). Sin embargo, Egipto perdió la hegemonía sobre la región de Canaán a favor de los hurritas y los hicsos (1720 -1070 a.C.) por un periodo de 200 años. En este periodo, Canaán se volvió internacionalmente conocida. Los hicsos fortificaron muchas ciudades, construyeron otras e implantaron el sistema deCiudades-Estados cercadas por una muralla de protección, al abrigo de la cual había las dependencias del rey, de los nobles, del ejército y de los caballos de guerra. Al exterior de la muralla y alrededor de ella estaban las aldeas de los campesinos.
Los faraones consiguieron restaurar el poder egipcio en la región de Canaán el año 1552 a.C., con el inicio del nuevo imperio. En el reinado del faraón Amenofis IV (1372 – 1354 a.C.) hubo nuevamente un declinar de este poder en la región. Una prueba de esto se encuentra en las cartas enviadas al faraón egipcio, asentado en la ciudad de Tell el-Amarna. Eran correspondencias enviadas por los reyes de las Ciudades-Estados de Canaán: pedían ayuda al faraón y reclamaban por las invasiones de bandos armados y por las intrigas entre los reyes. El declive del poder egipcio favoreció el dominio hitita en el área. A un alto costo Egipto consiguió controlar militarmente la región. La perdió definitivamente en el año 1.200 a.C., aunque en periodos posteriores continúo a ejercer su influencia política sobre la región.
El pueblo intentaba resistir al control político y a la represión: los faraones a través de los reyes de las Ciudades-Estados, controlaban la región de Canaán. Dominaban de una forma muy violenta por medio de saqueos de guerra, tributación, y control de rutas comerciales. La población cananea se oponía y resistía a ese dominio.
Había en las planicies muchas Ciudades-Estados, cuyos nombres son muy conocidos por medio de los escritos que llegaban al faraón en la ciudad de Tell el-Amarna en Egipto. Entre ellas se hallan citadas las ciudades de Meguiddó, Azor, Sunem, Jerusalén, Siquem y muchas otras. La propia Biblia cita el nombre de muchas de esas Ciudades-Estados. Los reyes de las Ciudades-Estados no tenían el control de las montañas, de Efraín y de Judá, donde se encontró gran parte de los israelitas.
Los habitantes de Canaán descendían de varios pueblos diferentes: la localización de Canaán favoreció una gran diversidad de pueblos que se estableció en la región. Sirvió de lugar de tránsito para las caravanas comerciales y también para los ejércitos en sus campañas militares. Unía a tres continentes: Europa, Asia y África. Aún así, hay en él una predominancia de pueblos semitas. En los escritos bíblicos hay referencias a Canaán y a los cananeos (Gn 12, 6; 13, 7). Con los cananeos compartían la misma tierra diversos otros pueblos: hititas, amorreos, perizitas, jivitas y Jebuseos (Ex 3, 8). El libro de los Números confirma la presencia en Canaán de los hititas, amorreos y jebuseos, y los sitúa en la región de las montañas; de los amalecitas, en la región del Negueb; de los cananeos, en la franja marítima y a lo largo del Jordán (Nm 13, 29). Mas tarde, alrededor del siglo VII a.C., los cananeos ocuparon también las planicies (Jos 5, 1; 11, 3). Después del exilio, el nombre de “cananeo” pasó a designar al “fenicio” como sinónimo de “comerciante” o “mercader” (Is 23, 8; Ez 16, 29; Za 14, 21). De hecho, los fenicios eran famosos a causa del comercio de la púrpura.
El pueblo de Israel surgió entre una multiplicidad de pueblos oriundos de regiones diferentes. Nació del grupo de campesinos de las Ciudades-Estados, de los pastores descendientes de los patriarcas, de los fugitivos de Egipto y de los beduinos de Seír Edom. Según Josué y Jueces, la montañas fueron el lugar donde esos grupos se establecieron inicialmente (Jos 17, 15; Jue 1, 19).
Para complementar:
Leer Ex 1, 8-14; 3, 7-10
- ¿Que relación tiene con el tema visto?
- ¿Cuáles son las señales de la acción de Dios, hoy, entre los grupos excluidos, débiles, oprimidos? - ¿He vivido yo situaciones de opresión y debilidad?¿He logrado encontrar en estas situaciones la presencia de Dios?
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