sábado, 18 de octubre de 2008

JUECES: LÍDERES SENSIBLES A DIOS Y AL PUEBLO

Los Jueces eran suscitados por Dios para la misión de defender al pueblo amenazado por sus enemigos.

Los Jueces en la Biblia: líderes libertadores escogidos por Dios.
La palabra “Juez”, en el sentido actual, está ligada a diversas funciones que él ejerce en la sociedad: juez de paz, juez de tribunal, juez de menores, juez de fútbol, etc. Son funciones diversas, pero en todas ellas el juez tiene el poder de decidir. ¿Será que es en este sentido que la Biblia habla de los Jueces? No. Su función no tiene que ver con una actividad ligada al foro. Sólo una vez aparece este sentido en el libro de los Jueces (Jue 4, 4-5), al hablar de Débora, cuando ella resolvía los problemas y pleitos del pueblo.

La Biblia no hace distinción alguna entre Jueces Mayores y Jueces Menores. Esta forma de clasificarlos nació posteriormente, sobre la base de la cantidad de información que se tiene sobre ellos por medio del propio texto bíblico. Los Jueces Mayores son aquellos cuya historia aparece en la Biblia con más detalles e informaciones. Sus nombres son Oniel, Ehud, Débora, Baraq, Gedeón, Jefté, Sansón y Samuel. Los Jueces Menores son mencionados brevemente en la Biblia, y algunos en la forma de narraciones extrañas (Jue 10, 3-5; 12, 13-15). Acerca de ellos conocemos casi nada. Sus nombres son: Samgar, Tolá, Yaír, Ibsán, Elón, y Abdón.

Los Jueces Menores, según los textos bíblicos, eran suscitados por Dios (Jue 2, 16) para salvar a los israelitas (Jue 3, 31; 6, 14) de situaciones difíciles. Eran líderes carismáticos y libertadores (Jue 3, 10; 6, 34; 11, 29; 14, 6.19; 15, 4-8). No recibían la función por herencia ni de manera permanente. Ejercían un liderazgo político y militar. “Restablecían el orden” amenazado en una o más tribus. Eran considerados salvadores del pueblo (Jue 3, 9; 9, 17).

La función de los Jueces Menores parece estar más ligada a la administración de justicia y al gobierno de la tribu. Algunos textos del libro de los Jueces les atribuyen, de manera general, una autoridad sobre todo Israel (Jue 4, 4; 10; 2-3; 11, 27; 12, 7-14; 15, 20; 16, 31).

Además de las actividades militares, políticas, administrativas y de gobierno, los Jueces ayudaban al pueblo a mantener la integridad de la fe en el Señor, continuamente amenazada por los cultos cananeos (Jue 6, 25-32; 1 Sam 7, 3; Jue 10, 6). Samuel constituyó como Jueces a sus hijos, en lugar de él mismo (1 Sam 8, 1- 3), pero éstos fueron rechazados por los ancianos del pueblo, porque lucraban y eran injustos. Los ancianos pidieron a Samuel un rey que ejerciese la justicia sobre ellos (1 Sam 8, 5). En un comienzo, Samuel se opuso a la idea de la monarquía, porque consideraba como verdadero rey al Señor, y no a un hombre (1 Sam 8, 7-22), pero después accedió al pedido de los ancianos.

Jueces: período pre-estatal, frágil libertad.
Las tribus de Israel, como vimos, vinieron de diferentes lugares y ocuparon la tierra de Canaán en épocas diferentes. No tuvieron un gobierno y una organización unitarios desde el comienzo. Esto tal vez ocurrió inicialmente con las tribus del Sur que vivían alrededor de Judá, y con las tribus de la región central. El segundo asentamiento en Canaán se dio a razón de la entrada de los pueblos del mar y de los arameos. Todos ellos constituían una amenaza para Israel, que tuvo que conquistar y defender su territorio contra los intereses de los vecinos.

La primera fase de las tribus israelitas establecidas en Canaán fue de auto-afirmación. Se trataba de organizar fuerzas para defender el territorio y resistir al adversario. Las tribus tuvieron que organizarse, surgiendo entonces la necesidad de una autoridad centralizada, aunque fuera ocasionalmente. Nacieron nuevas formas de comunicación, instituciones que pudieran garantizar una vida sedentaria. En este contexto surgieron los Jueces, para salvar a las tribus y movilizarlas a fin de rechazar al enemigo. Restablecida la seguridad y cumplida su misión, el Juez volvía al seno de su familia, como los demás miembros de la tribu.

Dos eran los elementos fuertes de la unión entre las tribus y que se evidencian en el “Cántico de Débora”: la vinculación con el Señor, y los elementos de peligro. En los dos elementos se transparenta la conciencia grupal, basada en la necesidad de supervivencia, y la motivación religiosa. En el “Cántico de Débora” no aparecen las tribus del Sur, tal vez en razón de las dificultades geográficas y de la distancia. La unión entre las tribus del Norte y las del Sur fue un proceso lento y gradual, que no fue logrado en el período tribal ni en el de Saúl, sino sólo en el tiempo de David.

La transición de la vida tribal a una nueva forma de gobierno no es fruto de decisiones jurídico-administrativas, sino que es provocada por las amenazas venidas desde fuera. Estas amenazas forzaron a las tribus a la decisión de nombrar a un rey. La decisión de tener un rey no es, por lo tanto, consecuencia de un cuidadoso planeamiento, sino de la necesidad de tener a alguien para proteger y conservar la vida de las tribus. La consolidación parcial o total de las tribus no era suficiente para oponerse a las amenazas externas. Eran necesarias reacciones rápidas, además de un poder centralizado, lo que no existía en ese período. El Juez ejercía una función carismática ocasional y temporal.

En el cuadro sinóptico que sigue, encontramos los nombres de los Jueces, su clasificación, citas bíblicas sobre ellos, el nombre de la tribu a la que pertenecían, el número de años de su actuación, y los enemigos que enfrentaron para defender a las tribus:

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El libro de los Jueces termina afirmando que “en ese tiempo no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía correcto” (Jue 21, 25; cfr, 17, 6; 18, 19, 1). Este texto revela la visión de un autor que vivió mucho tiempo después, alrededor del 530 a. C., posterior al exilio de Babilonia. Él hace la lectura de su realidad y la proyecta sobre el pasado, antes de la existencia de la monarquía en Israel (1030 a.C.). En ese período existían en Canaán los pequeños reinos de las Ciudades-Estado, con las aldeas a su alrededor. Los faraones de Egipto hasta entonces dominaban la región, pero encontraban la resistencia de los grupos que ocupaban las montañas.

Ciudades-Estado. Sistema de tributarios: la máquina que produce la opresión.
Cuando hablamos del sistema de tributarios de los faraones y de los reyes de las Ciudades-Estado de Canaán, nos referimos a la máquina del gobierno, en la que hay los que hacen las leyes, los que controlan su observancia, y los que aplican la justicia sobre aquellos que no las cumplen. El sistema de tributarios se refiera a las leyes que establecen tributos, las tasas y los impuestos que los reyes y faraones exigían de sus súbditos. Muchas leyes eran injustas y favorecían a los que estaban al servicio de la máquina del gobierno y los intereses de grupos y minorías que detenían el poder. De esta manera funcionaba el sistema de tributarios de los reyes y de los faraones.

Sistema tribal: servicio en favor de todos.
El sistema tribal era de estilo comunitario. No tenía como fin el cobro de tributos, tasas e impuestos como forma de sostener el poder o los intereses de quienes estaba a su servicio. Era un beneficio en favor de todos. Por eso había muchos conflictos entre los dos sistemas de gobierno. Vamos a ver cómo funcionaba esto en la práctica, en todas las áreas de la vida humana, tanto dentro del sistema de gobierno de tributarios propios de los reyes y de los faraones, como dentro del sistema tribal.

Sistema de gobierno de los faraones y de los reyes de Canaán. Poder de muerte. Versus Sistema de gobierno de las tribus: poder de vida.
Existen diversos estudios que analizan la situación de Canaán y del pueblo en el período de 1250 a 1030 a.C. Estudian el tipo de sociedad, el sistema de trabajo, las formas de gobierno, el servicio militar, el servicio religioso, las leyes y su sistema. Estos datos revelan el tipo de gobierno que había en Egipto y en las Ciudades-Estado de Canaán, en contraste con el estilo de gobierno de las tribus de Israel.

Hay grandes diferencias entre el sistema de gobierno de los faraones y de los reyes de Canaán, y el sistema de gobierno de la vida tribal. Estas diferencias abarcan todas las relaciones de la vida humana: familiar, social, religiosa, económica, política y cultural. Está claro que no siempre las tribus fueron fieles y coherentes con el ideal que proponían, pero tenían conciencia de que ése era el camino que podía llevar a una relación de igualdad y de justicia entre ellas, a una convivencia según la voluntad de Dios.

A continuación se presenta el cuadro comparativo:

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