viernes, 8 de mayo de 2009

LA COMUNIDAD RENACE ALREDEDOR DE LA PALABRA : PERIODO PERSA


INTRODUCCIÓN

Por medio de los cinco temas que se desarrollarán en este capítulo, usted conocerá lo que sucedió en la época en que los persas dominaron a Judá.


El primer tema, “Esperanza y frustración en el camino de la liberación”, debe leerse haciendo un paralelo con la historia actual. Las medidas y los planes de los gobiernos, a nivel político y económico, someten al pueblo a la exigencia de los imperialismos más fuertes y dominadores, y la historia se desenvuelve entre intentos de progreso y frustrantes retrocesos. Pero aun así, los profetas no dejaron de animar y confirmar la fe del pueblo en medio de las luchas y dificultades.


“Conflictos y avances en la lucha por la construcción”, es el segundo tema. Estudia el periodo del regreso de los exiliados y los esfuerzos de sus líderes para reconstruir el Templo y la ciudad de Jerusalén. El regreso de los exiliados fue visto como una por parte de quienes estaban en la tierra, y la mezcla de razas entre la población que se había quedado generó conflictos y mutuo rechazo. Pero nada impidió que la comunidad se reorganizara alrededor del Libro de la Ley y suscribiera sus valores esenciales.


La Biblia nace de la fe y la esperanza del pueblo”, es el tercer tema. Presenta los escritos bíblicos que surgieron en esta época y cómo éstos tratan la relectura de la historia hecha a la luz de la nueva realidad, con la certeza de que lo importante es ser fieles a la alianza con Dios.


El pueblo construyó la ciudad y el Templo, reorganizó la liturgia y los sacrificios y buscó volver a los orígenes étnicos y religiosos que lo caracterizaron desde el comienzo de su conformación. Todo esto se narra en el cuarto tema: “La reconstrucción de la comunidad judía”.


El quinto tema, “La palabra de Dios es para todos”, presenta los libros bíblicos que fueron escritos en este periodo. Estos describen el cuestionamiento y la resistencia que se generó contra la excesiva exigencia de no aceptar extranjeros en medio del pueblo y la opresión de este por parte del Templo. Estos libros abren el mensaje bíblico a todos los pueblos y retratan la nueva compresión, más amplia y universal, que los sabios de la Biblia pasan a tener de Dios y de su proyecto.


Este capítulo refleja la experiencia del pueblo: Dios conduce la historia adonde Él quiere, respetando los procesos humanos y teniendo paciencia con los límites y retrocesos del pueblo durante el camino.


  1. ESPERANZAS Y FRUSTRACIONES EN EL CAMINO DE LA LIBERACIÓN.


Nehemías, de familia judía, servía en la corte del rey de Susa, cuando supo, por medio de los judíos liberados que habían sobrevivido al cautiverio, que los habitantes de Jerusalén vivían “en gran estrechez y confusión. La muralla de Jerusalén estaba llena de brechas, y sus puertas habían sido incendiadas” (Ne 1, 3). Inconforme con esta situación, pidió ayuda al rey y socorrió a su pueblo, como veremos más adelante.


Retomando el camino

Después que el rey de Babilonia, Nabucodonosor fue a Jerusalén y destruyó los muros y las fortalezas, arraso el Templo y deportó a Babilonia la población más culta y rica, la situación de los que permanecieron en Judá y de los que partieron para el exilio era desoladora y triste. Sin embargo, aunque ellos se sentían abandonados, Dios no los había olvidado. Así, suscitó tanto en Judá como en Babilonia profetas que consolaron y alimentaron la esperanza de días mejores y de un nuevo éxodo de regreso a la tierra. Jeremías y Abdías estuvieron junto a su pueblo en Judá. Ezequiel y el Segundo Isaías, junto a los exiliados. Ellos reavivan en el pueblo el recuerdo de la acción de Dios en su historia. Por mucho que fuera la infidelidad, Dios seguía fiel en medio de ellos.


Babilonia, al dominar a Judá, no hizo nada para reconstruir los muros de Jerusalén, sus fortalezas y su Templo. Peor aún, seguía exigiendo el pago de los impuestos. Pero, como todos los imperios, también éste le llegaría su final. Y no demoró en suceder: su ruina comenzó internamente.


Nabonid, soberano de Babilonia, se opuso al poder de los sacerdotes de Marduk al restablecer las antiguas formas religiosas de la divinidad Sin (la luna) y favoreció su culto y la restauración de los santuarios a ella dedicados. Estaba mucho más preocupado de su devoción personal que de las cuestiones del Estado. Con esto, se ganó la enemistad de los adeptos del dios Marduk, la divinidad nacional.


Ante las amenazas de Ciro, rey de Persia, Nabonid trasladó la capital a Teima, en los confines de Arabia, y dejó la administración de Babilonia a su hijo. Poco a poco, Ciro fue conquistando los imperios de los Medos, parte de Asia Menor, las planicies de Babilonia, de Siria, de Israel y de Egipto. Llegó a formar el mayor imperio de Oriente.


Ciro dio confianza a los pueblos que fue conquistando con su respeto a la cultura y a las tradiciones religiosas. Los sacerdotes de Marduk, principal divinidad de Babilonia, y el Segundo Isaías veían con buenos ojos al señor del nuevo imperio, como lo demuestra los documentos de la época.


Escritos extrabíblicos

Hay varios textos extrabíblicos que registraron la buena acogida al rey Ciro de Persia, entre ellos tenemos:


- La Crónica babilónica o Crónica de Nabonid: trae un poema difamatorio contra Nabonid, rey de Babilonia, que debilitó el poder de los sacerdotes y del culto a Marduk, principal divinidad de la región. Se muy probable que sus autores sean los mismo sacerdotes. El texto revela la total acogida al nuevo señor no solo por padre de Babilonia, sino de todo el Cercano y Medio Oriente. Ciro recibe aprobación por la rectitud y justicia en el gobierno de los pueblos dominados. Por eso, goza de veneración de las gentes y de la protección de Merduk.


- Cilindro de Ciro: Ciro, rey de Persia, emitió un decreto que está registrado en los libros de Esdras y 2 de Crónicas y ha sido confirmado por la arqueología. El documento encontrado trae las palabras de Ciro en primera persona, decretando la reconstrucción de muchos santuarios al norte de Mesopotamia y de Babilonia. Ciro mandó devolver los objetos sagrados que fueron robados por Nabucodonosor del Templo de Jerusalén y dio la libertad a los exiliados para que regresaran a su tierra. El segundo Isaías, Jeremías, Esdras y 2 de Crónicas hacen referencia a Ciro y a su decreto.



Escritos bíblicos

El Segundo Isaías: el Señor conduce la historia hacia la liberación. El segundo Isaías (40 – 55) anima a los israelitas exiliados que veía su liberación en la posible caída de Babilonia. El profeta alimenta la esperanza afirmando que el Señor estaba detrás de las victorias de Ciro, llamándole “pastor”, “ungido” del Señor y su “mesías” (Is 45, 1; 44, 28 y 45, 4-5).


Jeremías: la presencia constante de Dios. Jeremías presenta una reflexión humana, llena de realismo. Si por un lado critica todo el imperialismo político sobre el pueblo dominado, por otro presenta a Dios muy cerca del pueblo, para salvarlo, sobre todo en los momentos críticos de su historia, aun cuando los babilonios se rehúsan a dejarlos ir (Jr 50, 33-34).


Esdras: la esperanza del regreso a la tierra. Esdras presenta a Ciro como “el enviado del Dios” (Esd 1, 1-4). Presenta dos decretos de Ciro, en el primero se ordena la reconstrucción del Templo de Jerusalén y concede la libertad a los exiliados, en el segundo también se habla de la reconstrucción y se pide que sean devueltos los utensilios robados por el rey de Babilonia (Esd 6, 2-5).


2 Crónicas: Dios está con ustedes. Presenta a Ciro como aquel a quien Dios le ha encomendado una tarea: construir un templo en Jerusalén de Judá y el de devolver a los exiliados a su patria (2Cr 36, 22-23).


Política de los reyes de Persia

Este pueblo no hizo deportaciones a tierras distantes, sino que adoptó una política de respeto. Suscitaron la colaboración espontánea de los gobernantes locales en vez de imponer por la fuerza su soberanía, no impusieron su lengua. En el imperio persa los escritos oficiales aparecían en tres lenguas: persa, elamita y babilonio.


El gobierno persa se mostró mucho más liberal con los pueblos dominados también en las cuestiones religiosas. No interferían en las prácticas religiosas ni en el culto, al contrario, mandó devolver las imágenes y objetos sagrados a los templos que habían sido saqueados, sobre todo bajo la dominación de los babilonio; favoreció la reconstrucción de los templos de los pueblos dominados que habían resultado dignificados y dio libertad a los exiliados para volver a sus tierras, pero muchos no quisieron volver. Otros volvieron, porque pudo más el amor a su tierra, el apego a las tradiciones y el deseo de reconstruir el Templo. Nacieron entonces los proyectos de reconstrucción.


Los proyectos de reconstrucción

Es tan antigua como actual la preocupación por la reconstrucción de un país por medio de proyectos y planes económicos, como si este cambio dependiera de una fórmula mágica, sin exigir cambios de hábitos y de mentalidad, comenzando por los estratos más altos. Esta fue la experiencia que vivió Judá, con diversos proyectos de reconstrucción de la ciudad, de los muros, del Templo de Jerusalén y de la comunidad judía. Una experiencia similar viven hoy nuestros países con los intentos de controlar la inflación y cumplir con los compromisos asumidos con las demás naciones.


Para continuar la reflexión

- Leer 2 Cro 36, 22-23

- ¿Cuál es el gran imperio que está detrás de nuestros planes económicos?

- ¿Han traído estos planes algo bueno para nuestros pueblos? ¿En qué los ha perjudicado?

- ¿De qué manera las dificultades económicas influyen en la vida de nuestras comunidades?

- ¿Qué hacemos para mantener viva nuestra fe?

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