sábado, 13 de junio de 2009

LA PALABRA DE DIOS ES PARA TODOS


En el segundo periodo Persa surgen los escritos de resistencia al encerramiento de la comunidad judía. El libro de Rut protesta contra la discriminación de la mujer extranjera. Jonás proclama la salvación para todos. Job cuestiona la visión tradicional de la teología de la retribución. El Cantar de los Cantares proclama la autonomía y la libertad de la mujer al escoger a su amado: “Grábame como un sello en tu corazón, como sello en su abrazo; porque el amor es mas fuerte que la muerte, la pasión más cruel que el Abismo. Sus llamas son flechas de fuego, intensas llamaradas” (Ct 8,6).


Escritos bíblicos del segundo periodo Persa: 445-333 a.C.

Tenemos solo los documentos del Antiguo Testamento que van aproximadamente del periodo histórico de Nehemías (445 a.c) y Esdras (398 a.c) hasta Antioco Epifanes IV (175-164 a.C.). Este es un periodo muy importante para la formación de la Biblia como libro.


- Rut: la abuela extranjera del rey David.

Es muy difícil situar el libro de Rut en su tiempo. Algunos lo ubican mucho antes del exilio, porque lo interpretan como consolidación de las leyes tribales. Otros lo localizan en el post-exilio, lo que parece corresponder mejor a la teología que el libro trae: el universalismo, el sentido del sufrimiento y la concepción de retribución que había en este periodo. Aunque el libro de Rut no sea polémico, critica la postura de Nehemías y Esdras, que estuvieron en contra del matrimonio de israelitas con mujeres extranjeras (en 13 y Esd 9). El autor del libro evoca el ejemplo de la abuela de David, una moabita extranjera, modelo de piedad. Rut es una protesta contra la discriminación de la mujer extranjera, viuda y pobre. Quiere reforzar los principios de la vida tribal, restaurando las relaciones familiares basadas en la fraternidad, en la puesta en común del pan y de la tierra, y en la descendencia para todos.


El libro de Rut cuestiona el tratamiento dado a la mujer en tiempos de Nehemías y Esdras. Responde también a las leyes del Deuteronomio (Dt 23,4-7) y apoya al profeta Malaquías (MI 2,14-16), que se opone a la separación conyugal de judíos con sus esposas extranjeras exigida por Esdras (Esd 9) El libro trae un bello testimonio de los derechos y deberes del rescatador (go`el) y la aplicación de la ley del levirato.


- Jonás: la palabra de Dios es para todos.

Jonás, en hebreo, significa “paloma”. El recibió la misión de anunciar la palabra de Dios al pueblo de Nínive, pero se rehusó y tomo un barco hacia Tarsis. Ante una fuerte tempestad, es arrojado al mar, tragado por un gran pez y vomitado en tierra firme (Jon 2,11). Cerca de Nínive. Predica en la ciudad y toda la población hace penitencia y se convierte a Dios. Es una especie de novela bíblica cuya finalidad es mostrar que la palabra de Dios, por un lado, es eficaz, a pesar de la resistencia y de las dificultades del profeta y, por otro, se dirige a todos, no solo al pueblo de Israel.


Jonás, en cierta forma, es una protesta contra Esdras, que aprisiona la palabra de Dios y quiere determinar a los destinatarios de la salvación: los puros, solo el pueblo elegido y escogido por Dios. Nínive es la capital de Asiria, que había destruido el reino del Norte. Eran considerados enemigos del pueblo de Israel y, en consecuencia, de su Dios. El libro de Jonás refleja el contexto de esta época, cuando la comunidad se cierra en si misma, olvidándose de que debe ser testigo del Señor y Luz de las naciones (Is 60,1-3).


- Proverbios 1-9: la sabiduría viene de Dios.

El libro de los proverbios pertenece a la literatura sapiencial. El autor se identifica con Salomón, hijo de David, rey de Israel. Esto no significa que sea él, de hecho, su autor, sino que se le atribuye su autoría para dar valor y sacralizar la obra, porque David era el ungido del Señor, el portador de la Alianza y de las Promesas. De su descendencia nacería el Mesías. Los proverbios no tratan de estos asuntos, pero el Señor es el punto de partida de la experiencia moral y religiosa que aquellos quieren transmitir.


El libro está formado por nueve colecciones. Nos interesa la primera, que surgió en este periodo de la dominación Persa (Pr 1-9). Trae las recomendaciones de la sabiduría: exhortaciones del padre educador que previene al hijo contra las malas compañías; enseña cómo adquirir y escoger la sabiduría (1,2-33; 8,22-35). Al final de la colección, el autor presenta la antítesis de la sabiduría: la insensatez (Pr 9,1-6; 9,13-18).


- Job

El libro de Job también hace parte de la literatura sapiencial. Ya tuvimos la oportunidad de conocer una parte del libro que surgió como escrito probablemente en el periodo de la monarquía unida. El comienzo y el final del libro (1,1-2,13 y 42,7-17) están escritos en prosa, con una unidad interna y teológica. La parte en poesía constituye el centro de la obra y trae otra visión teológica (3,1-31,40; 38,1-42,6) que corresponde mejor a todo periodo. Vivieron, entonces, una profunda crisis de fe en el poder y en la justicia de Dios.


Alguien que conocía la historia de Job se habría servido de ella para animar a los exiliados en la espera paciente de la justicia de Dios, pues en el libro de Ezequiel el Señor es presentado como ejemplo de justicia (Ez 14, 14,20). El autor compuso los poemas (3,1-31,40; 38,1-42,6) con una finalidad pastoral y profética, inspirándose en Ezequiel, que lo había precedido.


En el libro, Job es un héroe que sufría una serie de privaciones, y afirmaba no merecerlas. Tres de sus amigos y Elihu discutían con el sobre el valor de la vida y de la justicia humana y divina (31,35-37). Es un diálogo entre cuatro personas: en tres ciclos de discursos (3-14; 15-21; 22-27). Todos ellos defienden la tesis tradicional de la retribución terrestre: si Job esta sufriendo es porque pecó; el puede ser justo a sus propios ojos, pero no a los ojos de Dios.


Job afirma su inocencia y describe la injusticia que genera el sufrimiento de los pobres (cf. Job 20 y 24), y reivindica el derecho de ser reconocido públicamente en su inocencia. Pero, al actuar de esta manera, acusa al Dios de la teología de la retribución como responsable de su sufrimiento. El poeta se sirve del misterio del dolor humano para sondear el misterio de Dios.


En este momento entra Elihu, un cuarto personaje que contesta a Job y a sus amigos, e intenta justificar la manera como Dios se revela a Job en una teofanía. Los discursos de Dios son un prolongado cuestionamiento a Job: “¿Dónde estabas tu cuando fundaba yo la tierra? Indícalo, si sabes la verdad /…/ ¿conoces las leyes de los cielos? ¿Aplicas su fuero en la tierra? (38,4.33). ¿Por orden tuya se remonta el águila y coloca su nido en las alturas?” (39,27).


Las preguntas siguen. ¿Qué quiere decir el autor con ellas? Si el ser humano no es capaz de comprender los misterios de la naturaleza creada, mucho menos será capaz de entender los designios de Dios. Job responde a Dios:”He hablado a la ligera; ¿Qué voy a responder? Me tapare la boca con mi mano. Hablé una vez…, no he de repetir; dos veces…, ya no insistiré” (Job 40,4-5). Dios hace un segundo discurso de su dominio sobre las fuerzas del mal y Job, finalmente, concluye;”Yo te conocía solo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42,5). En el sufrimiento, Job tiene la experiencia del Dios verdadero. El poema termina con un acto de fe en la bondad y sanidad infinitas de Dios que supera nuestra capacidad humana de entender sus designios (42,1-6).


Cantar de los cantares

El libro del cantar de los cantares presenta en forma de poemas el amor humano entre dos jóvenes que se apasionan, se unen y se pierden, se buscan y, por fin, se encuentran. El amado es llamado “rey” (1,4.12) y “Salomón” (3,7.9), y la amada “Sulamita” (7,1). Hubo quien quiso situar la redacción del libro en tiempos de Salomón o poco después. Sin embargo, el estilo y el lenguaje sitúan la obra en el periodo Persa, aun mas tarde. El libro del Cantar de los Cantares presenta tres temas salvíficos: 1) el génesis del amor divino; 2) el éxodo/exilio como superación de la dificultades para el encuentro con la tierra (amado/a); 3) la redención de la amada (es decir, el pueblo de Israel).


Diversas interpretaciones fueron dadas al Cantar de los Cantares: natural, mítica y mística o alegórica. La interpretación natural describe la historia del amor entre un hombre y una mujer. La mítica retrata historias de los dioses y la mística o alegórica evoca el amor entre Dios y su pueblo; la primera pareja humana; el amor de Cristo por la Iglesia y el amor entre Cristo y la persona humana.


El libro del Cantar de los Cantares, situado en la época Persa, trae una nueva comprensión de su lenguaje. Protesta contra la marginación de la mujer, sobre todo a partir de Nehemías, Esdras y el grupo sacerdotal que elaboró las leyes de pureza. La resistencia y la valoración de la mujer crecieron en este periodo en que su marginación era más fuerte. La joven que presenta independiente y valiente, enfrentando a los guardianes de la ciudad (Ct 3,1-4; 5,2-8), al rival que la persigue (8,11-12) y a los hermanos que la quieren proteger (8,8-10). La obra resalta la dignidad de la mujer, ya sea madre o no.


Unión de las tradiciones Yavista, Elohista, Deuteronomista y Sacerdotal (JEDP)

Tuvimos posibilidad de conocer las cuatro principales tradiciones que forman de modo especial los cinco primeros libros de la Biblia, la Tora; Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Estos libros sufrieron añadidos, ampliaciones, reinterpretaciones y repeticiones en sus textos y fueron concluidos en esta época, formando así el actual Pentateuco. Pero la obra comenzó a ser escrita mucho antes. Vamos a hacer una rápida retrospectiva de los cuatro principales tradiciones que integran el Pentateuco: Yavista, Elohista, Deuteronomista y Sacerdotal.


En el estudio sobre la monarquía unida, hacia el año 1000 a.C. vimos la Tradición Yavista en los escritos de la época. Muchos debían integrar esta escuela. Sus autores mostraron un interés particular por las narraciones patriarcales, las promesas, la pascua y las bendiciones. Después, hacia el 900 a.C. surgió un segundo grupo, en el reino del Norte, identificado como Tradición Elohista. Su mayor interés era el tema de la Alianza (que retrata toda la experiencia del Sinaí).


Mas tarde, hacia el año 722 a.C. entre los escritos del exilio en Judá, y también en el reino del Norte, encontramos el inicio de la Tradición Deuteronomista, que es el primer núcleo del Deuteronomio. Su mayor interés es la cuestión de la tierra y de la monarquía. Finalmente, la Tradición Sacerdotal, que surgió durante el exilio en Babilonia, y cuyo interés fundamental eran los temas relacionados con las leyes, las genealogías y las cifras, etc.


La fusión de las cuatro tradiciones, que forman los cinco libros del Pentateuco, fue atribuida al grupo Sacerdotal, especialmente Esdras, aunque sea difícil afirmarlo con toda certeza. En su conjunto, el Pentateuco refleja la estructura religiosa y social de Israel, desde los patriarcas y Moisés hasta Esdras, que probablemente lo concluyó.


Salmos 19,8-15; 85; 96-98; 113; 116; 118; 119

Estos salmos reflejan algunos contextos y preocupaciones de este periodo. Los salmos 19,8-15 y 119 son una exaltación de la Ley de Dios. La Ley es presentada con sus diversos sinónimos: testimonio, precepto, estatuto, mandamiento, promesa, palabra, norma, camino. Sin embargo, debe entenderse en un sentido más amplio como enseñanza revelada, así como lo transmitieron los profetas.


El salmo 85 promete a los repatriados la paz mesiánica, anunciada por Isaías y Zacarías. Los salmos 96-98 exaltan a Dios como el rey y juez triunfante. Los dos últimos son himnos escatológicos. En ellos se encuentran muchas referencias a salmos anteriores y al Tercer Isaías. En el libro de los salmos, estos fueron agrupados por su afinidad universalista y celebran con entusiasmo a Dios entronizado, rey y juez de Israel, Señor de los pueblos.

Los salmos 113,116 y 118 inician el hallel (es decir, himno de alabanza) a Dios. Estos salmos eran recitados por los judíos en las grandes fiestas, principalmente en la comida pascual. Exaltan en nombre del Señor que “levanta de la basura al pobre y lo hace sentar con los nobles de su pueblo”. La acción de gracias continúa en los labios de la comunidad, representada en los diversos grupos que entraban en procesión al Templo. Es probable que fueran usados en la liturgia para la fiesta de las Tiendas, a la que se refieren Ne 8,13-18; Esd 3,4; Za 14,16; Ex 23,14.


Escritos extrabíblicos

Los escritos extrabíblicos del segundo periodo Persa son cerca de 20 papiros con muchos fragmentos sobre Samaria, región central de la tierra de Israel.


Papiros de Samarìa

Los papiros de Samaria fueron descubiertos entre 1962 y 1963, en el valle del Jordan. Originarios del siglo IV a.C. del segundo periodo Persa, son un total de 20 fragmentos, todos de carácter legal y administrativo. La importancia de estos documentos están en las informaciones que ofrecen sobre el derecho público y privado y la administración de Persia en este periodo. Traen la lista de cinco gobernadores de Samaria y de los sumos sacerdotes de Jerusalén, sus contemporáneos.


Escritos sobre el periodo.

Algunos escritos son de este periodo y retratan su realidad. Es el caso del libro de Rut. Ya hablamos sobre la temática que el libro presenta en relación con la mujer extranjera, viuda y sin hijos. Es una pequeña historia edificante que resalta el cumplimiento de las leyes en las tradiciones judías del rescatador y del levirato.


Esdras y Nehemías actúan en el periodo Persa, como aparece en sus escritos, pero los libros que llevan sus nombres fueron escritos probablemente después, en el periodo de la dominación griega.


Los capítulos 40-48 del libro de Ezequiel presentan visiones sobre la ciudad futura, en la que vivirá el futuro pueblo escatológico. Estos capítulos retratan las visiones del profeta, pero tal vez no en sus detalles. Estos habrían sido añadidos por sus discípulos en este segundo periodo Persa.


Conclusión

El periodo Persa se destacó por sus proyectos de reconstrucción de Judea, de modo especial de Jerusalén. Estos, sin duda, despertaron de nuevo la alegría y las esperanzas en los exiliados para reiniciar su vida en su propia tierra. Un sueño muy difícil de realizar. La destrucción de las ciudades de Judea, el Templo, de Jerusalén y de sus murallas fue en el año 587/6. Su reconstrucción fue lenta y difícil, a costa de mucho sacrificio. En verdad, detrás de los proyectos de reconstrucción se escondían los proyectos expansionistas de Persia, que deseaba llegar hasta Egipto, con miras a la ampliación del dominio económico mediante el cobro de impuestos, para esto, Persia necesitaba ganar la simpatía del pueblo de Judá, conocer su realidad y tenerlo como aliado y súbdito.


Sesbasar fue el primer jefe de caravanas que vino con un grupo de exiliados y con autorización de Persia para devolver los objetos del culto y reconstruir el Templo de Jerusalén (Esd 1,8-11). Encontró oposición y solo consiguió la postura de la primera piedra (Esd 5,14-16).


Con la muerte de Ciro, asume su hijo Cambises, que continúo el intento expansionista del padre y llegó hasta Egipto, pero tuvo que volver a causa de los conflictos internos en la sede del imperio: murió como consecuencia de estos.


Darío I, después de muchas luchas, se impuso en el 521 a.C. consolidando el imperio Persa. Incentivo la reconstrucción del Templo, que fue llevada adelante por Zorobabel, apoyado por los profetas Ageo y Zacarías. El Templo fue inaugurado en el 515 a.C. pero sin la presencia de Zorobabel ni del profeta Ageo. Se sabe son certeza cual fue el fin de los dos. El periodo Persa del tiempo de Sesbasar y Zorobabel, que corresponde al tiempo de los dos primeros proyectos, fue muy rico en producciones literarias. En el nacieron los libros de Ageo, Zacarías (1-8), tercer Isaías (56-66). Joel, Levítico, (1-7; 11-16) y diversos salmos.


Nehemías llevo adelante el tercer proyecto con miras a la reconstrucción de los muros de la ciudad de Jerusalén (Ne 2,11-3,38) y de la comunidad Judía. Era un hombre decidido. Se mostró preocupado por la situación del pueblo, sobre todo de los pobres y explotados. Entonces, pidió a los explotadores que devolvieran las tierras robadas a los pobres y perdonaran las deudas acumuladas (Ne 5,7-13). Nehemías vio en el problema de la tierra y de la familia la raíz de los males sociales de su tiempo, por eso, hizo valer la ley del año jubilar mediante el perdón de las deudas para devolver la dignidad a las familias y al pueblo. Consiguió reconstruir los muros de la ciudad de Jerusalén en la primera fase de su permanencia en Judá. Volvió una segunda vez y se preocupo más por restablecer la “pureza legal” y promovió políticamente a Judá, que paso a ser una provincia de Persia, independiente de Samaria. Dejo el camino abierto para Esdras.


Esdras llegó a Judea hacia el 398 a.C. y dio continuidad al trabajo iniciado por Nehemías en la reconstrucción de la comunidad Judía, que había perdido su identidad. La restableció con la observancia estricta de la ley de Dios y del rey (Esd 7,26). Expulso a las mujeres y a sus hijos que amenazaban esta fidelidad (Esd 10,3.11). Como protesta a esta medida de Esdras, surgieron diversos escritos bíblicos con rasgos proféticos contra la exclusión de la mujer extranjera, la opresión sobre el pueblo y el encerramiento de la comunidad sobre si misma: Rut, Jonás, Job, Cantar de los Cantares, Proverbios (1-9). En este tiempo el Pentateuco recibe forma definitiva, con la unión de las Tradiciones Yavista, Elohista, Deuteronomista y Sacerdotal. Nacieron también algunos salmos.


Hacia el año 350 a.C el imperio Persa comenzó a presentar señales visibles de decadencia provocada por los conflictos internos en la sucesión de los soberanos. Grecia ya había iniciado sus conquistas en Asia con Filipo, rey de Macedonia, asesinado en el 336 a.C. lo sucedió su hijo Alejandro. Este continúo las guerras de conquista, llegando a ocupar Anceniva; Tiro, Siria y Jerusalén en la batalla de Isso, en el 333 a.C.

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